Receptivo es un adjetivo vinculado a la idea de recibir (tomar algo, asumirlo). Con origen en el vocablo latino receptum, aquel o aquello receptivo está en condiciones de recibir alguna cosa.
Por ejemplo: “Soy un hombre muy receptivo, siempre estoy abierto a escuchar ideas y sugerencias”, “El presidente sorprendió al mostrarse receptivo frente a los políticos opositores”, “Te recomiendo no hablar con el jefe: no es nada receptivo”.
El turismo receptivo
La noción de turismo receptivo se emplea para mencionar a los visitantes que recibe una determinada localidad. El turismo, en su sentido más amplio, implica personas que salen de un lugar y arriban a otro: si nos centramos en las ciudades o en las naciones que reciben la llegada de dichos viajeros, nos referiremos al turismo receptivo.
El turismo receptivo, por lo tanto, supone una fuente de ingresos para el receptor. Tomemos el caso de París. Los millones de turistas que llegan cada año a la capital francesa gastan mucho dinero allí, ya sea en hoteles, restaurantes, teatros, museos, etc. El turismo receptivo, de este modo, aporta grandes sumas de dinero a París. Otros de los destinos más populares son España, México, Italia, China y Estados Unidos.
Esto quiere decir que, a nivel económico, a una ciudad siempre le resulta conveniente ser receptiva (recibir turistas). Por eso los gobiernos suelen promover el turismo interno, ya que los viajeros que visitan diferentes ciudades de la nación gastan en el país y no llevan su dinero al exterior.
Generación de ingresos
Las ciudades que más experiencia tienen en turismo receptivo aseguran que una de las razones por las cuales los beneficios a nivel económico son tan altos es la actitud del turista en sí, que no suele repara en gastos con tal de pasar unas buenas vacaciones. Además, especialmente en los sitios más icónicos del planeta, la gente se hace con cuanto souvenir encuentre (como ser réplicas en miniatura de torres, edificios y vehículos típicos del lugar), algo que las personas locales jamás comprarían. En otras palabras, una ciudad turística es el hábitat ideal para el comercio callejero y las tiendas de recuerdos.
El turista de raza, para quien los viajes son muy importantes y no experiencias aisladas o casuales, suele mostrarse muy entusiasmado y lleno de energía, con una gran apertura a las costumbres y a los idiomas con los cuales se encuentra en cada ciudad. Este excedente de buena voluntad sirve muchas veces para pasar por alto los abusos a los que algunos comerciantes locales los someten, cobrándoles tarifas «especiales» por sus productos y servicios.
El turismo receptivo es un fenómeno pero también puede ser el motor de un negocio, como ocurre con ciertas agencias que se especializan en la atención personalizada de los turistas para mostrarles las vistas y asistirlos en todo lo que puedan llegar a necesitar durante su estancia. Gracias a alianzas con diversas empresas tales como hoteles, compañías de viaje y cadenas de restauración, estas agencias facilitan a sus clientes todos los trámites relacionados con reservas, alojamiento y traslado a nivel nacional.
Agencias de turismo receptivo
A grandes rasgos, por medio de una compañía dedicada al turismo receptivo es posible reservar viajes dentro de los límites del territorio nacional, vehículos para facilitar el traslado por cuenta propia, habitaciones de hotel, actividades tales como excursiones y visitas guiadas, billetes para asistir a eventos, seminarios, convenciones o congresos.
Todo esto sin olvidar la ayuda personalizada para el planeamiento de las vacaciones, con lo cual su servicio resulta muy útil.
El concepto en la biología
Para la biología, una neurona tiene su campo receptivo en la zona en la cual un estímulo modifica la respuesta de la propia neurona.
Algunas veces, también se utiliza este término para referirse a la función en dos dimensiones que describe la variación de la tasa de impulsos que se genera para cada punto de dicha zona.