Hasta el latín hay que marcharse para poder encontrar el origen etimológico del verbo remitir que ahora nos ocupa. Y es que emana de la palabra latina remittere, que se encuentra conformada por dos partes claramente diferenciadas: el prefijo re-, que puede traducirse como «hacia atrás», y el verbo mittere, que es sinónimo de «enviar».
Remitir es un verbo que suele emplearse en referencia a la acción de expedir o despachar una determinada cosa para un individuo que se encuentra a una cierta distancia física.
Por ejemplo: «¿Me harías el favor de remitir este sobre al gerente de Ventas? Son los informes que él me solicitó», «Después de remitir el pedido, pasa por mi oficina así analizamos los resultados de la última campaña», «Me parece que el proveedor se equivocó al remitir las cajas».
Remitir como enviar
La noción de remitir, por lo tanto, puede asociarse a un envío que se realiza a un sujeto que está en otro sitio. Dicha distancia puede variar de gran manera: es posible remitir una nota a una persona que está ubicada en un mismo edificio, pero en otro piso, y también remitir un paquete a alguien que está situado a miles de kilómetros, en un país diferente.
Actualmente los envíos pueden ser muy variados. Así, además de los expuestos, se puede remitir una carta y, al mismo tiempo, también se puede hacer lo propio con un email. Este tiene la ventaja respecto a la anterior de que es mucho más rápido, ya que es inmediato, y que permite llegar a cualquier rincón del mundo en unos escasos segundos.
El concepto como excusar, indultar o disipar
Otros usos del concepto de remitir se vinculan a excusar o indultar una carga o una sanción, o al hecho de algo que pierde o disipa parte de su poder. En este sentido, se puede decir que una tormenta remite cuando el cielo comienza a despejarse.
Hay que exponer que dentro del ámbito de la medicina se usa un sustantivo que procede del verbo que nos ocupa. Nos estamos refiriendo a remisión, un término que se emplea para referirse al periodo de ausencia de actividad de la enfermedad que tiene cualquier persona que sufre una patología crónica.
Remitir pecados
Dentro del sector de la religión se habla, por otra parte, de remitir pecados. Con esta expresión se deja patente la acción que lleva a cabo toda persona que ha cometido un pecado y que después se arrepiente de él.
Por eso, acude a su confesor espiritual para dejar constancia de lo ocurrido y para pedirle que le sea perdonado. Para lograrlo, eso sí, el sacerdote le impondrá una penitencia que suele ser la oración del Padre Nuestro, entre otras alternativas.
Otra acepción de la acción
Remitir, por último, puede consistir en limitarse a cumplir o a realizar aquello que se ha expresado con anterioridad, ya sea a través de una declaración o mediante la firma de algún tipo de documento.
«El asistente técnico del equipo informó que se va a remitir a ayudar al entrenador dentro de la cancha, pero que no realizará más declaraciones en los medios» es una frase que muestra este uso del concepto.