Rueca es el nombre que recibe una maquina que permite hilar (reducir una fibra a hilo). Este dispositivo dispone de una vara que finaliza en un cabezal donde la fibra se enrolla. Gracias a una rueda, una manivela (o un pedal) y un soporte que gira, se puede realizar el hilado.
Antes de proseguir con la definición del término es importante conocer su origen etimológico. En este sentido, podemos determinar que deriva del germánico rocco, que era la palabra que se utilizaba para definir a un instrumento empleado para proceder a hacer hilos de lana.
Características de la rueca
Los historiadores afirman que la rueca surgió unos tres milenios antes de Cristo. Las primeras eran impulsadas a mano pero, a partir del siglo XVI, se les añadió un pedal para que el usuario pudiera tener las dos manos libres.
El componente esencial de la rueca es la rueda, que hace funcionar a las demás partes de la máquina. El pedal que moviliza la rueda esta conectado a ésta a través de una barra de transmisión.
Valores simbólicos
Es importante destacar que la rueca tiene valores simbólicos. Es famosa la imagen de Santa Isabel de Hungría trabajando con una rueca, ya que esta mujer que vivió en el siglo XIII solía hilar para los pobres.
La rueca también se convirtió en un símbolo de la independencia india: Mahatma Gandhi impulsó una campaña para que los indios fabriquen su ropa utilizando ruecas y dejen de comprar los productos llegados desde el Imperio británico. De este modo, logró socavar, al menos en parte, los intereses de los ingleses.
La rueca en la literatura y las artes plásticas
De la misma manera, es interesante resaltar que la rueca también esté presente en nuestro acervo cultural a través de distintas historias. Así, por ejemplo, una rueca es un instrumento que juega un papel fundamental en el cuento de “La bella durmiente”. Y es que propicia que la joven se pinche y caiga de manera “mágica” en un sueño. No obstante, ese ha sido un error que ha pasado de generación en generación ya que la rueca no dispone de ningún tipo de aguja.
Por otro lado, se conoce como “La Virgen de la rueca” a un cuadro de Leonardo da Vinci que está perdido, pero que ha sido reproducido por muchos pintores a lo largo de la historia. En esta obra se observa a Jesús de niño, mirando una rueca que María utiliza para hilar.
Dentro del ámbito artístico no podemos pasar por alto tampoco la existencia de otra pintura muy afamada a nivel internacional y obra cumbre de la historia del arte, en la que se las ruecas cobran mucho protagonismo. Se trata de “Las hilanderas” (1657), realizadas por Diego Velázquez. En el Museo Nacional del Prado, en Madrid, es donde se encuentra expuesta la misma, en la que se puede ver a varias mujeres que se encuentran trabajando en el taller de la Fábrica Tapices de Santa Isabel de la capital de España.