La serotonina es un neurotransmisor monoamina que se encuentra en el organismo del ser humano, animales, plantas y hongos. Para comprender a qué se refiere el concepto, debemos tener en claro ciertas cuestiones.
Los neurotransmisores, también conocidos como neuromediadores, son biomoléculas que se encargan de enviar datos de una neurona a otra a través de la sinapsis. Las biomoléculas, a su vez, son las moléculas que constituyen a los seres vivos; las neuronas, en tanto, células que se encuentran en el sistema nervioso.
Cuando un neurotransmisor alberga un grupo amino vinculado, a través de una cadena de un par de carbonos, a un anillo aromático, se lo denomina neurotransmisor monoamina. El grupo amino, por su parte, es de tipo funcional y deriva del amoníaco o de uno de sus derivados del grupo alquilo por la pérdida de uno de los átomos de hidrógeno.
Qué es la serotonina
Como se puede advertir, una correcta comprensión de aquello que denominamos serotonina requiere contar con conocimientos sobre química. Resumiendo todo lo dicho en las líneas previas, podemos decir que la serotonina es una biomolécula que funciona como neurotransmisor ya que envía información entre una neurona y otra.
En el caso de las personas, la serotonina se sintetiza en neuronas del sistema nervioso central o en células del tracto digestivo. Esta biomolécula cumple una función relevante en la inhibición y la regulación del sueño, el apetito, la sexualidad, la temperatura del cuerpo y la ira, por ejemplo.
Esto quiere decir que diversos estados anímicos del ser humano, como la ansiedad, la angustia, la felicidad o el miedo, están vinculados a los niveles de serotonina presentes en el organismo.
La depresión
La depresión es otro de los males que parecen estar íntimamente ligados a la serotonina, aunque los científicos no han logrado establecer con claridad si un déficit de esta última es lo que la produce o si, por el contrario, es la depresión misma la que causa dicha disminución. Una de las teorías es que este trastorno surge como resultado de un desequilibrio de tipo hormonal.
Uno de los obstáculos para resolver dicho interrogante y para determinar de una vez por todas las verdaderas causas de la depresión y su relación con la serotonina es la imposibilidad de medir los niveles de este neurotransmisor en el cerebro, algo que la ciencia sí ha conseguido llevar a cabo en el torrente sanguíneo. Para complicar aún más la situación, los investigadores tampoco saben con certeza si los valores de serotonina en sangre reflejan los del cerebro.
A pesar de la falta de nitidez en los temas que rodean la serotonina y la depresión, se cree que ciertos medicamentos, como los denominados ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), son capaces de aliviar los típicos síntomas asociados a la depresión. Uno de los fármacos más famosos que cumple esta misma función es el Prozac, recetado con frecuencia por expertos en psiquiatría.
Variabilidad en los niveles de serotonina
Como dato curioso, se sabe que los niveles de serotonina en la sangre son variables; cuando llega el atardecer, aumentan y se mantienen elevados hasta el comienzo del día siguiente. Además, los hombres generan un 50% más que las mujeres, y esto explica que éstas tengan una sensibilidad mayor a los cambios de este neurotransmisor en la sangre, el cual también parece estar ligado a la aparición del síndrome premenstrual y la depresión posparto, cuando los niveles son bajos.
Otras complicaciones que se asocian a los niveles bajos de serotonina en la sangre son, en el caso de quienes sufren fibromialgia, el estado de depresión, los problemas para conciliar el sueño y el dolor crónico. Dado que el ser humano necesita del aminoácido triptófano para realizar la síntesis de serotonina, es importante llevar una dieta que nos permita fabricarlo; algunos alimentos ideales para ello son la soja y las nueces.
Los receptores
Los receptores de serotonina se encargan de modular la liberación de diversos neurotransmisores y hormonas, como el cortisol, la prolactina, la oxitocina, la acetilcolina, la dopamina y el glutamato. Por lo tanto, intervienen en procesos vinculados al insomnio, la ansiedad, la memoria, el aprendizaje, la regulación del humor y la conducta alimentaria.
Cabe resaltar que múltiples fármacos actúan sobre los receptores de serotonina. Los antidepresivos, los alucinógenos, los antipsicóticos y los procinéticos son algunos de ellos.
La serotonina y el sol
La ciencia ha demostrado que la cantidad de horas de sol influye en el estado del ánimo: cuando los días son más largos, las personas tienden a tener mejor humor en comparación a las jornadas más cortas.
De acuerdo a los especialistas, esta particularidad está asociada a la producción de serotonina que es incentivada por la luz solar. Por eso, durante la primavera y el verano, los cambios provocados por los niveles de serotonina en el organismo repercuten positivamente en la emociones. Frente a esta realidad, existe la llamada fototerapia, que apela al tratamiento de trastornos de la salud mediante la radiación ultravioleta.