Símil es un término con origen en el vocablo latino similis que hace referencia a lo semejante. El concepto, por lo tanto, se utiliza para establecer una comparación entre dos cosas.
Por ejemplo: «Paula tiene un peinado símil perro de raza cocker que resulta muy simpático», «Tengo un coche símil batidora: al andar, se sacude para todos lados», «Ten cuidado con esos frutos símil rosa mosqueta ya que son tóxicos y no pueden comerse».
Símil como figura retórica
En la literatura, símil es una figura retórica (o figura literaria) que consiste en la comparación expresa entre una cosa y otra, para dar una idea eficaz de una de ellas. Al establecer la comparación por semejanza, se trasladan las características simbólicas o físicas de uno a otro.
A diferencia de la metáfora y su lenguaje figurado, los símiles apelan a elementos de relación como «que», «como» o «cual». La frase «Sus ojos como dos esmeraldas brillaban en la noche» es un símil que traza un paralelo entre los ojos de color verde y las piedras preciosas. Es posible decir que el símil es un tipo de metáfora, aunque no ocurre lo mismo al revés. Este último recurso sustituye términos por otros cuyo significado son diferentes, mientras que el primero los utiliza simultáneamente.
Los símiles aparecen en obras literarias como una manera de transmitir un mensaje y de aportar un rasgo estético distintivo: «Las intrincadas calles como un laberinto demoraron al viajero, quien no lograba encontrar la dirección que le habían indicado», «Sus puños como misiles se estrellaron en la pared ante la trágica noticia», «El linyera era acompañado por perros como ángeles guardianes que custodiaban sus pasos».
Su uso en la vida cotidiana
Cabe destacar que los símiles también se utilizan en la vida cotidiana de manera espontánea para crear analogías: «Ten cuidado si sales de noche que la calle está oscura como boca de lobo», «Fabio está alto y flaco como un poste de luz». En este contexto, dichas comparaciones pueden tener tintes despectivos o bien servir para enfatizar una idea o un consejo, por ejemplo.
El uso de símiles en el lenguaje popular es muy común en conversaciones informales, opuesto a su uso en la literatura, que puede llegar a expresar ideas más complejas de las advertidas a simple vista. Cuando no se trata de frases hechas, estas comparaciones se incluyen en la comunicación oral para exagerar ciertas observaciones y muchas veces agregan toques humorísticos al habla. Cabe señalar que no todas las culturas hacen uso de este recurso en la misma proporción.
Ejemplos de símil
Una persona puede recurrir al símil para trazar una comparación directa y así expresar su punto de vista. Por ejemplo, alguien puede comentar: «Juan es terco como una mula; si no aprende a escuchar a sus padres y sus amigos, nunca superará sus problemas». En este caso, el hablante compara a una persona (Juan) con un animal (la mula) debido a su carácter y opina que dicha actitud no lo favorece.
El símil puede aparecer en una novela, un cuento o una poesía, entre otras obras de literatura, en expresiones como «Sus ojos eran como dos luceros que iluminaban la habitación», «Se contorneaba cual serpiente ante la mirada de los presentes», «Fuerte como una roca, el joven ni sintió el impacto y siguió avanzando pese a los golpes». Los periodistas, en tanto, pueden apelar al símil en crónicas, reportajes y otros artículos: «El programa económico del gobierno tiembla como gelatina ante la falta de financiamiento externo», «El actor trabajó como hormiga durante años, aceptando pequeños papeles para construir paso a paso su trayectoria».
El término en la hidráulica
Se conoce con el nombre de símil hidráulico a un circuito similar a uno eléctrico que sirve para hacer que se mueva el agua. Para que el líquido pueda circular por un trayecto determinado es necesario que su nivel sea mayor en uno de los dos depósitos utilizados y que se mantenga el desnivel con una bomba, de manera que la circulación se efectúe en forma continua.
Para entender la comparación con un circuito eléctrico es importante mencionar que el papel que, en este caso, cumple la bomba (de mantener el desnivel entre ambos depósitos), lo desempeña una pila, que en su contexto administra el voltaje.
La resistencia de un símil hidráulico se basa en las siguientes tres variables: el ancho de la tubería, de los codos y de los estrechamientos. Por otro lado, la intensidad del agua que atraviesa el circuito (también conocida con el nombre de caudal) depende directamente de la altura y es inversamente proporcional a la resistencia.
En otras palabras, cuando la altura aumenta, también lo hace el caudal y, del mismo modo, existe una proporción directa entre la intensidad y el voltaje. Cuando la sección de la tubería aumenta, la resistencia baja y el caudal se vuelve mayor. De esto se desprende que, como ya indicamos, exista una relación inversamente proporcional entre la intensidad y la resistencia.