Un sistema es un módulo cuyos componentes están interrelacionados entre sí y mantienen ciertas interacciones. Circulatorio, por su parte, es un adjetivo que refiere a lo vinculado a la circulación (el acto de circular: fluir, transitar, moverse).
La idea de sistema circulatorio, por lo tanto, se vincula al conjunto de órganos y estructuras que permite que la sangre y la linfa recorran el cuerpo. Los capilares, las venas, las arterias y el corazón son algunos de los componentes principales de este sistema.
A través del sistema circulatorio, las células acceden a los nutrientes que necesitan para subsistir y desarrollarse. El sistema circulatorio también contribuye a la estabilización del pH y de la temperatura corporal y ayuda a recolectar los desechos que luego son expulsados mediante la exhalación del aire y de la orina.
Funcionamiento del sistema circulatorio
Es importante destacar que el sistema circulatorio no funciona igual en todas las especies: existen diferentes clases de circulación y distintas composiciones del sistema. La circulación de la sangre, por ejemplo, puede ser completa (la sangre con oxígeno y la sangre desoxigenada no se mezclan) o incompleta (se produce la mezcla de ambos tipos). Por otra parte, es posible diferenciar entre la circulación sanguínea simple (que pasa, en cada vuelta, una única vez por el corazón) y la circulación sanguínea doble (en cada vuelta, el fluido pasa dos veces por el órgano).
El sistema circulatorio, además, puede clasificarse como abierto (la sangre irriga las células de forma directa y no siempre se encuentra en el interior de los vasos) o cerrado (la sangre, al circular, nunca sale de los vasos).
Si nos centramos en el ser humano, podemos decir que dispone de un sistema circulatorio cerrado de circulación sanguínea completa y doble.
Su importancia para la salud
El sistema circulatorio, especialmente el corazón, tiene una gran importancia para nuestra salud, y por eso basta una mínima alteración en su función o en su forma para que aparezcan trastornos y daños en los tejidos. Las estadísticas indican que más de un cuarto de la población mundial sufre alguna clase de enfermedad cardiovascular, y que ésta es una de las mayores causas de fallecimiento.
Desde el momento del parto y aproximadamente hasta los 5 años de edad, los problemas de salud que enfrentan los seres humanos suelen ser de carácter congénito. Más adelante, comienzan a aparecer los de tipo reumático. Después de los 35 años surgen los trastornos de las coronarias, la hipertensión arterial y la arteriosclerosis, que pueden concluir en un infarto cardíaco.
Enfermedades y trastornos vinculados al sistema circulatorio
Una de las enfermedades asociadas al sistema circulatorio más comunes es la anemia, la cual se caracteriza por un descenso anómalo en el número de glóbulos rojos en la sangre. Dado que los glóbulos rojos se encargan del transporte de oxígeno al organismo y de la recolección de dióxido de carbono de todas las células del cuerpo, las personas que sufren anemia también presentan en los tejidos periféricos un déficit de oxígeno.
Por otro lado se encuentra la angina, un síntoma que por lo general se manifiesta en forma de un dolor opresivo en el tórax. Si bien no es una enfermedad, sí indica que el músculo del corazón no puede obtener la cantidad de oxígeno suficiente para la satisfacción de sus necesidades. Desde otro punto de vista, si el cuerpo demanda más oxígeno del que tiene a su disposición, aparece la isquemia, y cuando ésta se produce en el corazón surge el dolor que se denomina angina.
Otro trastorno relacionado con el sistema circulatorio son las várices, las cuales aparecen cuando disminuye la elasticidad de las venas, a causa de lo cual la sangre comienza a fluir en dos direcciones en lugar de marchar únicamente hacia el corazón. Cabe mencionar que la mujer tiene cuatro veces más probabilidades de sufrir várices que el hombre.