Soplo es un término que puede utilizarse de diversas maneras. La primera acepción que reconoce el diccionario de la Real Academia Española (RAE) está vinculada al verbo soplar (empujar o inflar algo con aire).
Por ejemplo: «Un suave soplo de viento alcanzó para cerrar la puerta», «Sentí un soplo fresco en la nuca que me llevó a darme vuelta», «Con un soplo, Juan hizo volar todos los papeles».
El soplo como información confidencial o periodo muy breve
Soplo, por otra parte, puede ser una información confidencial que se le confía a otra persona o una acusación: «El agente infiltrado ya nos dio el soplo: la operación comenzará esta noche», «Gracias al soplo de un vecino, pudimos apresar a este peligroso narcotraficante».
En otro sentido, la idea de soplo se emplea para nombrar a un periodo temporal que es muy breve o a aquello que sólo se extiende unos instantes: «El cargo de gerente me duró un soplo», «Aunque a veces parezca lo contrario, te aseguro que la vida es un soplo: cuando te detienes a pensar, ya eres un anciano».
El término en la medicina
El concepto de soplo también se utiliza en la medicina. En este ámbito, el soplo es un sonido característico que un médico detecta al examinar diversas partes del cuerpo vinculadas a lo cardíaco. Dicho ruido puede ser normal o evidenciar una patología, según el caso.
Lo que el médico percibe a través de su estetoscopio es el ruido que hace la sangre al atravesar ciertos vasos o sectores del organismo. El soplo puede ser inofensivo, sin que genere consecuencias en la salud de la persona, aunque también existen soplos que obligan a desarrollar un tratamiento.
Soplo cardíaco
El soplo cardíaco inocente es el menos preocupante, y no suele causar más signos o síntomas que lo descrito en los párrafos anteriores. El anormal, por otra parte, sí puede desembocar en ciertos fenómenos que no siempre se evidencian con facilidad pero es necesario estar atentos para detectarlos y acudir al médico. Veamos a continuación algunos de sus síntomas más comunes:
- Color azulado de la piel, en particular hacia los extremos de los dedos y en los labios.
- Aumento del peso corporal o hinchazón en muy poco tiempo.
- Dificultad para respirar.
- Tos crónica.
- Aumento de tamaño de las venas del cuello o del hígado.
- Falta de apetito.
- Retraso en el crecimiento (esto les puede ocurrir a los bebés con un soplo cardíaco anormal).
- Exceso de sudoración, incluso en momentos de reposo o mínima actividad.
- Dolor en la zona del pecho.
- Mareos o desmayos.
Es importante señalar que la mayoría de los casos son de escasa gravedad. Sin embargo, si tenemos la sospecha de estar padeciendo un soplo cardíaco y contamos con un servicio de asistencia médica, se recomienda pedir una consulta para salir de dudas y, en el peor de los casos, comenzar un tratamiento antes de que el cuadro empeore.
Los soplos que se detectan en un corazón normal también se denominan funcionales, y suelen ser más comunes en niños recién nacidos o de pocos años de edad. Los anormales, en cambio, pueden tener lugar por dos causas principales, dependiendo de la edad: en los niños, a menudo se dan por una enfermedad congénita del corazón; en los adultos, casi el cien por ciento de las veces ocurren por trastornos adquiridos de la válvula cardíaca.
El soplo cardíaco funcional puede producirse cuando el flujo de la sangre en dirección al corazón se da a una velocidad mayor a la normal. Entre los problemas que suelen causar esta anomalía se encuentran los siguientes:
- Un embarazo.
- Fiebre.
- Ejercicio físico:
- Insuficiencia de glóbulos rojos en buen estado de salud, capaces de oxigenar los tejidos adecuadamente.
- Exceso de hormona tiroidea (hipertiroidismo).
- Etapas en las que el crecimiento se da a un ritmo alto, como ser la adolescencia.