Sujeto pasivo es una noción que se emplea en el marco de una relación jurídica para nombrar a la parte sobre la cual recae la obligación. Esto quiere decir que, en un vínculo de este tipo, el sujeto activo tiene el derecho de exigir al sujeto pasivo que cumpla con la obligación que contrajo.
Cabe destacar que sujeto es un término que puede referirse al individuo que carece de denominación o de identificación en un contexto. El concepto también refiere a una función gramatical y a una categoría de la filosofía.
Como adjetivo, pasivo califica a quien espera o recibe la acción de otro, sin actuar. La noción además menciona, en el plano de la economía, las deudas que contrajo una persona o una entidad.
Ejemplo de sujeto pasivo
Tomemos el caso de una persona (física o jurídica) que le presta dinero a otra, acordando cómo se realizará la devolución del mismo (cuotas, plazos, intereses, etc.). En este caso, el sujeto pasivo es la persona que recibe el dinero prestado y que, por lo tanto, contrae la obligación de devolverlo en las condiciones acordadas.
Si el sujeto pasivo no cumple con la obligación, ya sea porque se atrasa en los plazos, paga menos de lo debido o directamente suspende los pagos, el sujeto activo contará con el derecho legítimo de exigir que cumpla lo pactado.
El sujeto pasivo, de persistir con su conducta, es susceptible de recibir el castigo que la ley indique para estos casos. Dicho de otro modo: el sujeto activo puede recurrir a acciones legales con el objetivo de lograr la recuperación de la deuda.
El concepto en el ámbito impositivo
En el ámbito impositivo, el sujeto pasivo es la persona sobre la cual recae la obligación de pagar los impuestos; en otras palabras, este componente puede definirse como el individuo que lleva a cabo la acción que da lugar a la generación de un impuesto. Si tomamos como ejemplo el impuesto de renta, el sujeto pasivo es la compañía o la persona que debe pagar este tributo, así como quien ha obtenido ingresos que han contribuido con el incremento de su patrimonio, o bien a que contara con uno, en primer lugar.
El IVA (Impuesto al valor agregado) nos muestra otro caso en el cual entra en juego el sujeto pasivo; para ocupar este rol, un individuo debe adquirir bienes, realizar una compra, por lo cual podemos decir que en este contexto también estamos hablando del consumidor final. Del otro lado de esta ecuación se encuentra la persona o entidad que cobra este impuesto y que, a su vez, debe declararlo y pagar por lo que haya cobrado; se trata de quien ha vendido el producto o servicio al sujeto pasivo y, a diferencia la situación de un préstamo, expuesta anteriormente, no es más que un mero intermediario entre éste y el Estado, ya que no se quedará con el dinero del IVA.
Existe otro concepto en el cual encontramos al sujeto pasivo: la retención en la fuente. Es el cobro anticipado de un impuesto determinado, el cual puede ser, por ejemplo, el de renta, el de industria y comercio, o el IVA. Dado que los impuestos se pagan con una cierta periodicidad, que por lo general se divide en meses, el Estado puede recurrir a esta medida para recaudar de forma anticipada una parte del dinero que tarde o temprano recibirá.
El sujeto pasivo de la retención en la fuente no es otro que la persona o compañía a la cual se le retiene el dinero del impuesto. Es importante señalar que la entidad responsable de aplicar dicha retención no debe afrontar el pago con dinero de su bolsillo, sino que debe retener una cantidad mayor al sujeto pasivo.