La idea de sujeto refiere a una función gramatical, una categoría filosófica o un individuo que, en un cierto contexto, no tiene denominación o identificación. Social, mientras tanto, es aquello relacionado con la sociedad (conjunto de personas que tienen una misma cultura e interactúan entre sí).
El concepto de sujeto social está vinculado a las características del ser humano. Cada persona es un individuo, con características y motivaciones únicas. A la vez, todas las personas necesitan de otras para desarrollarse plenamente. Esto quiere decir, por lo tanto, que el ser humano es un sujeto social.
El ser humano como sujeto social
Como sujeto social, el ser humano requiere de la interacción y de la convivencia con otros seres humanos para educarse, desarrollarse y hasta reproducirse. No existe ser humano que puede vivir únicamente como individuo, aislado de los demás. De hecho, el ser humano adquiere su condición humana a partir de su vínculo con otros.
Puede decirse que, como sujeto social, el ser humano se define a sí mismo a partir del entorno. No sólo los vínculos directos con otras personas influyen sobre él, sino que también las instituciones que se crean por consenso (como la ley) determinan su conducta.
Así como la sociedad influye sobre el sujeto social, éste influye en la sociedad: la relación que se establece es recíproca. El vínculo entre sujeto social y sociedad, por otro lado, es tan estrecho que resulta complejo establecer una diferencia entre las características innatas del hombre y aquellas que adquiere socialmente.
El ermitaño
No obstante, una clara excepción es la figura de lo que se conoce como ermitaño. Este es un individuo que, por voluntad propia motivada por diversas circunstancias que ha tenido a lo largo de su vida, toma la decisión de llevar a cabo una existencia absolutamente en solitario, apartado de la civilización y de cualquier contacto humano.
Hablar de esa figura es, en muchas ocasiones, hacer referencia a una persona que busca esa soledad con el claro objetivo de poder mantener una «comunicación» más cercana con Dios. De ahí que opte por pasar mucho tiempo orando, pero también trabajando, realizando distintos tipos de penitencia y manteniendo una vida absolutamente austera y carente de cualquier tipo de «lujo».
Si partimos de ese factor religioso, nos topamos con una larga lista de individuos que se han convertido en ejemplos de eremitas por la fe como sería el caso de Macario el Viejo, María de Egipto, Antonio Abad o San Millán.
No obstante, hay otras muchas personas que deciden convertirse en ermitaños no por cuestiones religiosas sino por otras causas. En concreto, entre las mismas están alejarse de una sociedad consumista y carente de valores que nos les gusta; poder disfrutar de la esencia de la vida sin artificios ni bienes materiales; descubrirse a sí mismos y conocerse de una manera más profunda, gozar de una existencia tranquilidad y en paz; darle un giro a la vida, con el claro propósito de encontrarle un sentido o de poder huir del dolor que la misma ha traído consigo…
El sujeto social según la sociología
En el ámbito de la sociología, la idea de sujeto social se emplea sobre todo con referencia al individuo que, conciente de su realidad, se agrupa con otras personas que tienen intereses y problemas similares y comienza a actuar en grupo para lograr mejorar su posición.
Los sujetos sociales, de este modo, forman un colectivo social (un partido político, una asociación civil, etc.).