Un surco es una zanja, una cuneta o un cauce que se realiza sobre un terreno. Por ejemplo: «El dueño del campo hizo un surco alrededor del granero para evitar que se inunde», «El terremoto dejó un surco en el piso de la escuela», «Todavía puede observarse el surco que trazó el camión en el camino de tierra».
En el ámbito de la agricultura, los surcos que se hacen con un arado o con una herramienta similar son muy importantes durante la labranza. Estas hendiduras también son empleadas para el riego del terreno.
Realización de surcos
Antes de que aparecieran los tractores motorizados, mulas y bueyes debían tirar de los arados, aunque lamentablemente muchas personas continúan explotando a estos animales en la actualidad, por una supuesta falta de recursos para adquirir equipos modernos. Si bien la llegada de la tecnología al ámbito agrícola incrementó la velocidad de esta y otras actividades, no cambió las características del instrumental básico, que consta de una parte para cortar el suelo y otra, el molde, para revolverlo.
La persona encargada del arado establece la profundidad del surco, y esto también depende de las condiciones del suelo. Por ejemplo, la arcilla resulta más adecuada que la arena para la realización de surcos, ya que el agua la atraviesa a menor velocidad. Además, la arena no sostiene los surcos durante mucho tiempo, dado que es más vulnerable a la erosión que la arcilla, la cual se fija en una posición y forma una costra al secarse.
Algunas sugerencias
El riesgo de erosión del suelo es directamente proporcional a la magnitud de la pendiente, y esto también está relacionado con las condiciones del suelo. En valores específicos, la menor erosión del suelo y el drenaje más eficiente se pueden conseguir con una pendiente que se encuentre entre el 0,05 y el 0,5 por ciento.
Uno de los consejos más generalizados para conseguir un mejor y más eficiente arado es realizar surcos que alcancen los extremos del terreno, aunque una vez más el tipo de suelo puede impedir llevarlo a la práctica: la arcilla es adecuada para conservar la forma de los surcos de gran extensión, pero lo mismo no ocurre con la arena.
Retomando la profundidad de los surcos, cabe mencionar que se trata de una de las propiedades más importantes del arado. Si bien existen límites que responden a cuestiones como las características de las máquinas disponibles y, como se menciona más arriba, del tipo de suelo, una mayor profundidad siempre protege las semillas de las fuertes lluvias, impidiendo que el agua eche a perder los cultivos. Un buen labrador debe desarrollar una intuición tal que le permita el trazado de los surcos pensando en todo esto, ya que de ello depende su economía.
Surcos en el cuerpo
Para la anatomía, los surcos son repliegues o fisuras que existen en los órganos. Los seres humanos contamos con surcos en el esqueleto, el sistema digestivo, el oído y la boca, entre otras partes del cuerpo.
Surco también es el nombre que reciben las arrugas que se forman en la piel por el paso del tiempo: «Tengo noventa y tres años, ya no queda espacio para nuevos surcos en mi rostro», «Los surcos que recorrían su piel revelaban su avanzada edad», «La dermatóloga me recomendó una crema que ayuda a disimular los surcos».
Otros usos del término
La noción también puede emplearse de modo simbólico para hacer referencia a la marca que algo deja: «La muerte de Don Esteban dejó un surco en mi corazón», «Hoy llevo una vida feliz, aunque debo reconocer que aquellos años de la infancia causaron un surco en mí».
En Perú, existen dos distritos que se denominan Surco: Santiago de Surco (en la provincia de Lima) y San Jerónimo de Surco (provincia de Huarochirí).