El vocablo latino susurrus llegó a nuestro idioma como susurro. El término refiere a hablar muy bajo y de manera suave. Por extensión, se llama susurro al sonido de poca intensidad que realizan ciertas cosas.
Por ejemplo: “Me dijo en un susurro que ella había sido la responsable del llamado telefónico”, “Lo único que se escucha a esta hora es el susurro del mar”, “¿Puedes dejar de hablar con susurros? No consigo oírte”.
Las personas hablan a través de susurros cuando no quieren que un tercero oiga lo que dicen. Supongamos que un niño desea confesarle a su hermano mayor que rompió un jarrón, pero no quiere que dicha confesión llegue a oídos de su madre. De este modo, el pequeño se acerca a su hermano y le cuenta lo sucedido con susurros. Su madre, al no estar tan cerca, no puede percibir la conversación.
Los susurros también pueden ayudar a construir un clima de intimidad o cercanía. Esto hace que los integrantes de una pareja, en determinados contextos y ocasiones, se comuniquen con susurros para decirse ciertas cosas.
Las ideas de intimidad y cercanía entran en juego ya que para oír un susurro es necesario encontrarse a poca distancia de la fuente, y para ello solemos aproximar el oído a la boca del emisor, algo que solamente dos personas con un cierto grado de confianza entre ellas suelen hacer, salvando excepciones. Gracias a esta acción, es posible transmitir mensajes de forma privada para evitar que los demás los oigan, ya sea porque tratan temas que no les incumben o bien por ser una crítica hacia ellos, por ejemplo.
En la música vocal, el susurro es un recurso muy usado, especialmente en el canto popular, para transmitir diversas sensaciones y estados de ánimo. Cuando un cantante debe expresar pasión, desaliento, dulzura o cansancio, entre muchas otras cosas, puede aprovechar este modo de utilizar la voz para conseguirlo sin mucho esfuerzo ni conocimientos técnicos; por otro lado, no todos logran hacerlo de forma convincente y con buen gusto, ya que incluso al susurrar entran en juego cuestiones como el timbre de voz, la colocación, la entonación y la articulación de los sonidos.
También es posible usar el susurro en el canto para disminuir la intensidad de la voz cuando no se posee el nivel técnico suficiente, ya que los cantantes profesionales con un entrenamiento adecuado deben ser capaces de sostener la columna de aire que pasa por sus cuerdas vocales y controlar el volumen del caudal, para aumentar o disminuir la intensidad del sonido según lo deseen. En la ópera debe hacerse de este modo, y el susurro sólo se acepta en momentos aislados por cuestiones expresivas, pero muy pocas personas lo utilizan, especialmente en salas pequeñas o con una acústica excepcional.
Más allá de las personas, a diversos elementos de la naturaleza se les atribuye la “capacidad” de susurrar (es decir, de emitir susurros). El viento y el mar, en este sentido, pueden generar un sonido tenue que suele ser calificado como susurro.
“Susurros de terror”, por su parte, es el título con el que se conoció en Argentina a la película estadounidense “Whisper”, protagonizada por Sarah Wayne Callies y Josh Holloway.
Al respecto del terror, es curioso que el susurro no sólo sirva para generar momentos de intimidad y para expresar palabras dulces, sino también para la ironía e incluso la intimidación. En las películas de este género, este elemento es muy recurrente, ya que confunde a sus protagonistas y los altera emocionalmente.
El filme japonés “Mimi wo sumaseba”, por último, fue traducido como “Susurros del corazón” para el mercado hispanohablante.
