Tenue es un término que procede del vocablo latino tenŭis. Este adjetivo permite calificar a aquello que tiene poca fuerza, es suave o evidencia una resistencia escasa.
Por ejemplo: “Una luz tenue iluminaba el rincón de la habitación, donde el hombre permanecía atado y con los ojos vendados”, “El anciano trataba de dormir cuando un sonido tenue pero persistente llamó su atención y lo llevó a levantarse”, “La economía mostró una tenue recuperación en el último trimestre del año, de acuerdo a las estadísticas difundidas por el gobierno nacional”.
La iluminación tenue
La idea puede aplicarse en diversos contextos. Muchas veces refiere a una iluminación escasa, que permite vislumbrar un ambiente pero que no llega a iluminar con claridad. Un restaurante que pretende constituirse como un espacio romántico, ideal para parejas, puede tener una iluminación tenue para favorecer la intimidad y la privacidad.
De la misma manera, se considera que donde también tiene que existir una luz tenue es en la habitación de cualquier bebé o niño pequeño. Y es que se considera que esa es la manera de conseguir que pueda encontrar el ambiente perfecto para relajarse y conciliar el sueño cuanto antes. Eso sin pasar por alto que una iluminación de ese tipo también es apropiada para que los niños que tienen miedo a la oscuridad puedan descansar estando tranquilos y lleguen a dormirse sin temor a despertarse y no ver nada.
Aquello que carece de fuerza o relevancia
Tenue, por otra parte, puede ser aquello que carece de fuerza. Por ejemplo, el sonido de un susurro es tenue en comparación con el de un grito.
El adjetivo incluso se puede emplear para mencionar algo de escasa relevancia o de valor reducido. Si los ingresos que obtiene una empresa en un determinado semestre crecen un 0,3% en comparación al mismo periodo del año anterior, los analistas podrían calificar el crecimiento como tenue. Distinto sería si la compañía en cuestión lograba incrementar sus ingresos un 68% o un 77%, por citar algunas posibilidades de mayor magnitud.
Libro «La tenue caricia de Chronos»
El término que nos ocupa ha sido utilizado mucho dentro del ámbito literario para generar todo tipo de títulos de obras e incluso para crear las atmósferas necesarias en las tramas desarrolladas. En concreto, ejemplo de todo esto es el libro “La tenue caricia de Chronos”, que fue escrito por Manuel Sancho Pomés. Gira en torno a una aventura sobre antiguas civilizaciones a partir de un milenario objeto que es descubierto por una arqueóloga llamada Sarah.
Esa mujer, junto a un periodista del que se enamora y a un compañero de profesión, hará frente a una interesante investigación que en más de una ocasión les pondrá en peligro y que permitirá descubrir datos inesperados.
“El tenue rededor del mundo” es otro ejemplo de cómo la literatura recurre al empleo del término que nos ocupa. En su caso se trata de una obra en verso, realizada por Julio Eutiquio Sarabia y publicada en 2014.