Tergiversar supone alterar el sentido de un hecho o de una expresión para generar una interpretación equivocada.
Tergiversar es una noción cuya raíz etimológica se encuentra en la lengua latina: tergiversāre. Esta acción refiere a modificar el sentido de un discurso o de un suceso para provocar una interpretación equivocada.
Por ejemplo: “El intendente acusó a algunos periodistas de tergiversar sus palabras para generar malestar en la población”, “No podemos tergiversar el informe de los auditores: vamos a tener que contarle al presidente cuál es la realidad económica de la empresa”, “La oposición se dedica a tergiversar información para debilitar al gobierno”.
TemasTergiversar para manipular
Supongamos que un trabajador le comenta a un colega que no podrá cumplir con su obligación de enviar todos los presupuestos pendientes al departamento de finanzas, ya que su ordenador no está funcionando adecuadamente. Su compañero, por determinadas razones, decide modificar la historia y comunicarle a su jefe que el atraso se debe a una falta de responsabilidad.
En el mejor de los casos, cuando una persona es víctima de una manipulación de la verdad como la expuesta en el ejemplo anterior, siempre tiene la oportunidad de limpiar su nombre explicando la situación para evitar las injustas consecuencias de la mentira. Claro que esto era relativamente posible hasta hace unas décadas, pero con la llegada de los medios de comunicación y, más recientemente, de las redes sociales, la velocidad a la que viaja una calumnia es sobrenatural: en cuestión de minutos, una noticia da la vuelta al mundo, sin importar su veracidad.
Al tergiversar algo, se produce una confusión o un error.
Falsedades y mentiras
La facilidad con la que en la actualidad podemos tergiversar la verdad e involucrar a una persona en un hecho del cual no ha participado es alarmante, y no sólo afecta a los famosos, sino que todos estamos expuestos. Ya nadie recuerda la -no tan antigua- promesa de que «la tecnología debe estar al servicio del ser humano»; si bien esto se cumple en muchos ámbitos, su cara más sobresaliente hoy en día es Internet y las redes sociales, el riesgo constante del robo de identidad, la invasión a nuestra intimidad con cámaras que caben en un anillo y la falta de compromiso en las relaciones interpersonales.
Quizás lo más alarmante del exceso de información que supone la Red es que ya casi nadie se toma el trabajo de contrastar lo que lee, de corroborar la veracidad de una noticia o de dudar ante una acusación inesperada. Sobran los ejemplos de montajes elaborados meticulosamente para tergiversar un mensaje de una persona famosa o de una empresa, que cuando llegan a los ojos de los internautas son devorados sin vacilar, sin exigir la validación de la fuente, sin dirigirse a los supuestos culpables para escuchar su versión de la historia.
Un joven que le pide prestado el automóvil a su padre y lo choca al conducir distraído mientras habla por teléfono, por su parte, puede tergiversar los hechos y contarle que el accidente se produjo porque intentó esquivar a un perro que se cruzó de manera imprevista delante del vehículo. En este caso, el joven parte de un hecho real (la colisión), pero tergiversa las causas para evitar que su padre lo castigue.
Tergiversar como distorsionar
Puede decirse, en definitiva, que tergiversar equivale a distorsionar, falsear, trastocar o alterar algo con la intención de generar un efecto diferente al que producirían los acontecimientos reales.
Cabe mencionar que, así como ocurre con muchos otros términos de la lengua española, existe una tendencia común a confundir esta palabra con «tragiversar», la cual no es aceptada por el diccionario de la Real Academia. Esto puede compararse con otros errores, tales como decir «fermacia, comisería, cocretas, dentrífico» o «tergopol», en lugar de «farmacia, comisaría, croquetas, dentífrico» o «telgopor», respectivamente.
