Una persona transgénero tiene una identidad de género distinta del sexo asignado con el nacimiento.
El prefijo trans- hace alusión a lo que se sitúa o se desarrolla «a través de» o «al otro lado de». La noción de género, en tanto, tiene varios usos: en este caso nos interesa su acepción como el conjunto de las personas de cada sexo, teniendo en cuenta la identificación sociocultural más allá de lo estrictamente biológico.
TemasMás allá del binarismo
El concepto de transgénero, en este marco, se utiliza para nombrar al individuo que posee una identidad de género distinta del sexo asignado con el nacimiento. Esto quiere decir que el término refiere a quien no se identifica con la asignación basada en su fenotipo sexual.
Muchas veces la idea se vincula al rechazo a la concepción binaria de la identidad de género (mujer / hombre). Al sujeto que trasciende ese binarismo se lo considera transgénero ya que no se encasilla en los roles que tradicionalmente se atribuyen a la feminidad y a la masculinidad.
Alguien transgénero, en definitiva, expresa una discordancia con los géneros tradicionales. Es importante tener en cuenta que no existe un único tipo de identidad transgénero, sino múltiples.
LGBT y orientación sexual
Un travesti, un transexual, un pangénero y un andrógino, por mencionar algunas posibilidades, son transgéneros. A modo de colectivo, las personas transgénero se suelen agrupar junto a lesbianas, gays y bisexuales, dando lugar a la sigla LGBT: lesbianas, gays, bisexuales y transgénero.
Pese a esto, la condición de transgénero no responde a la orientación sexual. Por eso un transgénero puede ser heterosexual.
Transfobia
Es importante mencionar que, pese a los avances de los últimos años, los seres humanos transgénero suelen ser víctimas de agresiones y de discriminación. Se conoce como transfobia al rechazo a los trans. Como todas las otras formas de desprecio generalizado a los grupos considerados «ajenos a la normalidad», el grado de violencia hacia los transexuales puede llegar a límites horribles, arruinar sus vidas y las de sus seres queridos, todo por no aceptar su libertad.
Las personas transgénero que no hayan sufrido este rechazo en primera persona también se ven afectadas por él, ya que puede sembrar en ellas un profundo miedo a ser ellas mismas. Y sabemos que el miedo es el arma más potente, que el ser humano la ha usado desde hace siglos para controlar a los demás en las páginas más espantosas de nuestra historia. Pero esto no sólo les llega a modo de amenazas de violencia, sino que también puede manifestarse como una especie de advertencia retorcida de las consecuencias laborales o estudiantiles de ser abiertamente transexuales.
Si bien se enmarcan en el colectivo LGBT, las personas transgénero pueden ser heterosexuales.
Esto es algo que los homosexuales también han sufrido y continúan sufriendo en muchas partes del mundo, algo que los lleva a ocultar o negar su sexualidad para no perder ofertas de trabajo, ascensos y otras oportunidades que podrían cambiarles la vida. La transfobia se transmite por varios canales, comenzando por la propia familia: los padres la pasan a sus hijos, y así sucesivamente. También los medios de comunicación alimentan el odio por medio de representaciones caricaturescas e irrespetuosas, que convierten la sexualidad de una persona en un motivo de burla.
No respetar el género
Si bien todos los ataques gratuitos a las personas transgénero deberían entrar en la categoría de transfobia, existe una forma específica que consiste en identificarlas con el género incorrecto, con el único propósito de hacerles daño. Ya sea que llamen «señor» a una mujer o «señora» a un hombre transexuales, que les exijan que se comporten de otra manera (para hacer juego con su supuesto género) o incluso que se dirijan a ellos por el nombre que tenían antes de la transición son algunos ejemplos de esta falta de respeto.
