En primer lugar lo que tenemos que hacer es determinar el origen etimológico de la palabra vertiente que ahora nos ocupa. En concreto, tenemos que subrayar que aquel se encuentra en el latín y más exactamente en el vocablo verter.
Una vertiente es un declive o lugar por donde corre el agua. Suele tratarse de una superficie topográfica inclinada, que se encuentra entre puntos altos (como cimas, picos o crestas) y bajos.
Características de una vertiente
La vertiente puede tener distintos perfiles, de acuerdo a la acción de la erosión y a las características rocosas del terreno. La altura, el desnivel, la superficie, la vegetación y la exposición al sol varían de acuerdo a cada vertiente.
Por su ubicación geográfica entre montañas, los valles suelen contar con vertientes. Es habitual que ríos y arroyos fluyan por las vertientes y permitan que las poblaciones de la zona aprovechen el agua.
Las cuencas hidrográficas
Una cuenca vertiente (también conocida como cuenca hidrográfica) es un conjunto de vertientes que desaguan a través de un mismo elemento (como un río, un lago o un mar). Estas cuencas pueden dividirse en tres secciones: la cuenca alta (el lugar donde nace el río o la fuente de agua en cuestión), la cuenca media (donde existe un equilibrio entre el material sólido que arrastra la corriente y el agua de la vertiente) y la cuenca baja (el material extraído de la cuenca alta se deposita en el cono de deyección).
Entre los tipos de cuencas, se destacan las cuencas endorreicas (que desembocan en lagos o lagunas sin salida al mar), las cuencas exorreicas (que drenan sus aguas al océano) y las cuencas arreicas (las aguas se filtran o evaporan antes de ingresar a una red de drenaje).
Cabe destacar que el conjunto de cuencas vertientes que desaguan en el mismo mar se conoce como vertiente hidrográfica.
Vertientes en España
Un perfecto ejemplo de ello es la vertiente mediterránea de España. Es decir, el conjunto de ríos y afluentes que van a parar al conocido Mar Mediterráneo. En el este y sureste de la Península Ibérica se encuentra aquella que se identifica por estar conformada por ríos por regla general bastante cortos, teniendo como única excepción el Ebro.
No obstante, en España existen otras vertientes igualmente importantes como sería el caso de la Cantábrica, situada al norte del país y conformada por ríos procedentes de Galicia así como del País Vasco o Cantabria, y la Atlántica. Esta se ubica en el oeste de la nación y es la más importante de la misma pues llega a ocupar más del 60% del territorio.
A nivel europeo, merece la pena subrayar otras muy significativas como sería el caso de la vertiente del Mar Negro o la del Océano Glacial Ártico. La primera de ellas se sustenta en el Diéper, el Dniéster y en el famoso río Danubio.
Otros usos del término
Es interesante establecer que también existe el término aguas vertientes. El mismo se utiliza para hacer referencia a diversas cuestiones: a aquellas aguas que bajan desde determinadas montañas o bien también a las que vierten los tejados a raíz de las lluvias y que descienden, por tanto, hasta el suelo.
Vertiente, por último, puede hacer mención a un punto de vista o aspecto. Por ejemplo: “Este pensador forma parte de la vertiente más dura del comunismo”.