Vida es una noción de difícil definición. Podemos decir que se trata de la existencia, de la actividad de un ser orgánico o de la facultad de nacer, desarrollarse, reproducirse y fallecer. Social, por su parte, es aquello vinculado a la sociedad: una comunidad de individuos que comparten una cultura o intereses en común.
Estos conceptos nos permiten acercarnos a la idea de vida social, que suele definirse por oposición a vida privada. En este sentido, podemos afirmar que la vida social abarca las actividades que se desarrollan en la esfera pública o comunitaria, mientras que la vida privada incluye lo vivido en el interior del hogar o en el seno de la familia.
La vida social vs. el eremitismo
Otra manera de entender la vida social es vinculándola a las acciones que un ser humano lleva a cabo en contacto con otras personas. Esto revela que todos los individuos tienen, en mayor o menor medida, una vida social, ya que no hay persona que pueda vivir en absoluta soledad y sin interactuar con el entorno.
No obstante, no podemos olvidar la existencia de lo que se conoce como ermitaño. Se trata de una persona que toma la decisión libremente de vivir sola en un lugar que esté absolutamente deshabitado, para así poder llevar a cabo una existencia dedicada por completo a lo que la oración o la meditación, sobre todo. Es decir, viene a dejar de lado por completo lo que es la vida social.
Es importante establecer que, por regla general, el eremitismo está en relación con la religión. Y es que existe el mismo en personas que son cristianas, budistas, sufistas e incluso hinduistas.
Comunicación e interacción
La vida social implica la comunicación entre el sujeto y sus semejantes. La relación entre las personas se rige por diversos códigos y normas que minimizan el conflicto y posibilitan que exista la armonía en esta vida social.
Puede decirse que una persona que suele acudir a fiestas y reuniones con frecuencia tiene una vida social intensa. Esta tendencia a participar de estos eventos hace que interactúe con numerosos individuos, desarrollando diferentes clases de relaciones.
Las personas extrovertidas, amables y simpáticas tienen mayor facilidad para desarrollar su vida social que quienes son introvertidos, parcos y tímidos. En general, se asocia la vida social activa a una vida plena y saludable.
Cómo disfrutar la vida social
Hay personas que, de manera coloquial, dicen que no tienen vida social porque su día a día transcurre entre lo que es el trabajo y el hogar. En ese caso, se recomienda que para que puedan disfrutar de aquella lo que deben hacer es seguir consejos tales como estos:
-Se tiene que estar receptivo para recibir invitaciones a determinados actos y actividades.
-Es relevante, de igual modo, no tener miedo al rechazo de otros individuos.
-Una estupenda manera de favorecer la vida social es apuntarse a clubes de lectura, asociaciones, clases de baile, talleres de cocina, asociaciones de senderismo…De esta forma, se estará en contacto con otras personas y eso facilitará el que se pueda participar en planes, en forjar amistades…
-Saber escuchar y ser tolerante son características fundamentales que hay que poseer para poder tener vida social.
-Tener predisposición a conocer nuevas personas y a disfrutar de otras experiencias también ayudará en el objetivo citado.