Viraje es el proceso y el resultado de virar, un verbo que puede emplearse para dar nombre a distintas acciones: cambiar de posición, modificar el rumbo o aplicar un procedimiento químico en la fotografía para alterar una imagen.
A menudo vemos que la noción de viraje se emplea con referencia a la alteración del comportamiento o el pensamiento habitual de una persona.
Viraje como cambio de pensamiento
Supongamos que un hombre siempre se manifestó a favor de las libertades individuales y de la autonomía de los seres humanos pero, de pronto, comienza a apoyar una campaña para que resulte obligatorio el uso de una determinada vestimenta en el espacio público. De acuerdo a esta iniciativa, el Estado podría castigar a quienes no se vistan de una cierta forma. Los conocidos de este sujeto, por lo tanto, seguramente se mostrarán sorprendidos por el viraje de alguien que, hasta poco tiempo atrás, era un defensor de la libertad y de la autonomía.
Aunque a veces nos cueste aceptarlo, algunas personas atraviesan etapas de cambios de personalidad y formas de pensar profundos, al punto de convertirse en seres irreconocibles. Este fenómeno, al cual podemos referirnos con el término viraje, suele tener lugar después de la adolescencia y en otros puntos claves del desarrollo, como el paso a los 30 y los 50 años de edad.
Modificación de la dirección
Un viraje también puede ser una modificación en la dirección hacia donde se avanza.
Si una mujer conduce su automóvil rumbo al sur pero, al advertir que se había olvidado algo en su hogar, decide dar la vuelta y regresar, se puede decir que realizó un viraje.
Viraje en la fotografía
En el ámbito de la fotografía, el viraje o virado es el proceso que se lleva a cabo para lograr un efecto visual o para mejorar la preservación de las imágenes.
El viraje puede realizarse reemplazando la sal de plata por otra sustancia o, en la fotografía digital, apelando a un editor de imágenes.
El concepto en la natación
El término viraje también da nombre a un importante método para superar con éxito las pruebas de estilo libre de natación; más precisamente, se denomina viraje de voltereta o simplemente volteo y se trata de un cambio de dirección que no exige tocar el final de la piscina con las manos. Gracias a este procedimiento, el nadador pierde menos tiempo entre la última brazada y el momento en el cual apoya los pies en la pared para impulsarse en la dirección contraria.
Para realizar el viraje de voltereta es necesario llevar a cabo dos giros: uno en el eje transversal, y otro en el longitudinal; el primero cuando el deportista está por apoyarse en el borde de la piscina, y el segundo mientras se impulsa y se desliza. Dominar este método acarrea una notable mejora del rendimiento, por lo cual puede marcar una diferencia considerable en los resultados de la prueba. Puesto en valores, el viraje permite ganar aproximadamente 1 segundo cada 100 metros.
Para los deportistas profesionales, dominar el viraje es esencial para presentarse en competencias de alto nivel. A grandes rasgos, es posible identificar las siguientes fases a lo largo del desarrollo de este método: aproximación; viraje, propiamente dicho; toque; impulso o despegue; deslizamiento; propulsión hacia la superficie. Como puede apreciarse, no se trata de un simple movimiento, sino de una combinación meticulosa de seis acciones que deben articularse cuidadosamente.
El norteamericano Michael Phelps es una de las estrellas de la natación a nivel mundial, y en 2016 sorprendió al público de una competencia al realizar un viraje fuera de lo normal, que consiste en mantenerse en el agua durante varios metros más que la competencia, evitando así la resistencia propia del oleaje. Además, su receta especial incluye una serie de modificaciones a los pasos usados por los demás para ahorrarse siete brazadas, lo cual le genera un desgaste físico menor.