Ábside es un concepto arquitectónico que puede mencionarse en femenino (la ábside) o en masculino (el ábside). La noción permite nombrar al sector semicircular y abovedado de un templo que posibilita la instalación del presbiterio y del altar.
El ábside, de planta poligonal o semicircular, se encuentra en la cabecera de la iglesia. Sus orígenes se remontan al Imperio Romano: es los templos de la época, se colocaban figuras de las deidades en hornacinas que funcionaban como ábsides. Luego, en las basílicas, comenzó a llamarse ábside al espacio con asientos, donde se instalaba el sillón del magistrado frente al altar.
Con los años, la mayoría de las iglesias empezaron a darle preponderancia al ábside, integrándolo al presbiterio (un espacio destacado que puede destinarse al coro) y al altar (la estructura donde se lleva a cabo el culto, siendo el escenario de las ofrendas y de otros ritos).
Distintos formatos
Aunque existen múltiples formatos de ábside, lo habitual es que se ubique en la cabecera de la nave principal y que sobresalga de la estructura, con una cubierta abovedada.
El ábside principal puede estar comunicado a otra estructura anexa, de características similares aunque más pequeña, que recibe el nombre de absidiolo.
Ejemplos de ábside
Hay diversos ábsides que, por sus características, se hicieron muy conocidos. El Ábside de los Milagros, por ejemplo, es la única estructura que se mantiene en pie de un templo del siglo XIII que se halla en Talamanca de Jarama (España). La Catedral del Salvador de Zaragoza, denominada La Seo, dispone por su parte de varios ábsides de relevancia arquitectónica e histórica.
De la misma manera, no podemos pasar por alto tampoco el espectacular ábside que posee San Clemente de Tahull, en el valle del Boí. El mismo ha conseguido convertirse en un hito dentro de la historia del arte porque cuenta con unas asombrosas pinturas románicas, que han pasado a considerarse una auténtica joya del románico de todo el continente europeo. En concreto, vienen a representar distintas escenas bíblicas.
Y a estas edificaciones históricas podríamos destacar otras muchas en las que los ábsides son un referente:
- La Iglesia Parroquial de San Julián y Santa Basilia, del municipio palentino de Villaconancio. Conserva en la actualidad parte de su estructura inicial, siendo relevante el dato de que se erigió en el siglo XII. En concreto, conserva su doble ábside, que posee un marcado estilo románico.
- La Iglesia Parroquial o Colegiata de San Salvador del pueblo de San Salvador de Cantamuda (Palencia). Fue puesta en pie en el siglo XII, por el impulso y empeño de la condesa de Castilla Doña María Elvira. Destaca porque posee tres ábsides: el central, donde toman relevancia tanto unas pilastras prismáticas como unas columnas geminadas delgadas; el sur, que cuenta con dos ventanales, y el norte, que dispone de un único ventanal.
- La Iglesia de San Miguel, enclavada en la localidad de Olmedo (Valladolid). De este templo, que parece ser tiene su origen en el siglo XII, sobresale su ábside por el hecho de que es una auténtica joya de estilo románico mudéjar.