Se conoce como abstencionismo a la práctica que implica no involucrarse en la toma de una decisión, rechazando de esta manera el ejercicio del derecho a la participación. El concepto suele usarse en el terreno político, sobre todo con referencia a un proceso eleccionario.
No votar
El abstencionismo, en este sentido, supone no votar. La persona que se abstiene de votar no emite su sufragio, con lo cual no expresa su aprobación ni su rechazo a una candidatura o a una propuesta.
Cabe destacar que el abstencionismo no se asocia al voto nulo ni al voto en blanco. Aquel que se abstiene ni siquiera concurre al lugar de votación; en cambio el sujeto que emite un voto no válido o en blanco participa de la elección.
Una postura de protesta
En algunas elecciones, resulta imprescindible alcanzar un quorum (una cantidad mínima de votantes sobre el número total de electores habilitados) para que el resultado sea válido. Estos casos hacen que el abstencionismo adquiera una importancia mayor, ya que quienes deciden no votar pueden provocar la cancelación del proceso en cuestión.
Aunque el derecho al voto es individual, el abstencionismo suele posicionarse como una postura política o incluso como un movimiento. Cuando la abstención es muy alta, se considera que se trata de una manifestación en contra del sistema.
Causas del abstencionismo
Si bien hasta el momento hemos señalado que por lo general el abstencionismo es movido por el descontento con respecto a las propuestas de los candidatos a los cargos políticos, el estudio de las causas de la decisión de no votar nos puede conducir a un análisis más profundo y detallado de los factores que lo provocan de manera directa o indirecta.
Comencemos por los factores sociodemográficos, ya que la participación de los procesos electorales está ligada indefectiblemente a una serie de cuestiones sociales y demográficas, como ser la edad, el sexo, los ingresos mensuales, el nivel de formación académica, la ubicación geográfica, la infraestructura comunicacional y la religión.
Tampoco podemos dejar de lado los factores psicológicos, como ser la pérdida de interés en el sufragio por cuestiones políticas (que muchas veces conduce a dejar de apoyar una determinada ideología). El hecho de que las elecciones no siempre conduzcan a cambios evidentes provoca en mucha gente un profundo escepticismo en el sistema, lo cual afecta negativamente la importancia aparente del voto.
Entre los factores políticos podemos mencionar la indiferencia que muchos partidos muestran ante los verdaderos problemas de sus votantes, la falta de propuestas innovadoras y contundentes para atraer la atención del pueblo y el crecimiento desmedido de algunos partidos por sobre los demás.
Clasificación
Términos como apatía o pereza aparecen con frecuencia cuando se habla de abstencionismo o abstención. Se habla de abstencionismo apático para describir la actitud de quien se autoconvence de que el voto individual no es importante para justificar su falta de compromiso. Quienes responden a este perfil suelen ignorar las potenciales consecuencias de esta decisión.
Es posible diferenciar entre la abstención pasiva y la abstención activa. Con la abstención pasiva, el hecho de no votar se asocia al desinterés del individuo o incluso al desconocimiento. La abstención activa, en cambio, es una acción política, vinculada a la ideología.
El nivel de interés y el de participación de los procesos electorales tienen una relación de relativa complejidad. Hay quienes se muestran desinteresados en las elecciones por creer que los dirigentes actuales son los adecuados, mientras que también están aquellos que opinan precisamente lo contrario. Sin embargo, en ambos extremos se puede dar una participación muy baja o muy alta, ya sea por decisión propia o por imposición.