Adivinar es un verbo que proviene del vocablo latino divināre. El concepto puede usarse de distintas formas y con diferentes matices de acuerdo al contexto.
Si nos centramos en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la primera acepción de adivinar que se menciona consiste en develar algo que se encontraba oculto o en anticipar aquello que está por venir.
Cómo se puede adivinar
Es importante tener en cuenta que la idea de adivinar puede aludir a diversos tipos de procesos. Si nos centramos en la relevación de un dato que estaba escondido o que era desconocido, puede tratarse de un acto vinculado a la lógica o de una consecuencia del azar. En el caso de las predicciones, suponen una práctica que va más allá de lo racional y de las capacidades humanas.
Supongamos que hay dos hombres conversando en la puerta de un teatro. Es la primera vez que se ven; es decir, no se conocían hasta ese momento. En medio de la charla, uno le dice al otro: “Adivine qué edad tengo”. El interlocutor, ante la pregunta, arriesga: “Usted tiene 54 años”. El dato en cuestión resulta ser correcto, con lo cual puede decirse que el sujeto logró adivinar la respuesta.
¿Cómo consiguió acertar la edad del otro individuo? Por un lado, puede sostenerse la presencia de un componente azaroso. De todos modos, es probable que quien respondió haya deducido, por el aspecto físico y por ciertos comentarios realizados por la otra persona, los años que tenía.
Imaginemos ahora que una mujer de 25 años acude a una supuesta pitonisa para saber si conseguirá pareja. La adivina, en este marco, le asegura que sí. Meses después, la muchacha inicia un noviazgo y luego contrae matrimonio. Hay quienes pensarán que la clarividente pudo adivinar el futuro gracias a sus poderes mágicos. Otros, en cambio, sostendrán que era una cuestión de probabilidades: era factible que una mujer joven, en algún momento, termine comenzando un vínculo sentimental.
Un entretenimiento
Cabe señalar que las adivinanzas constituyen un entretenimiento o pasatiempo muy popular. En estos casos, se presenta un acertijo para que el otro intente adivinar la respuesta.
Una adivinanza es un enigma que, en su propio enunciado, presenta pistas para que el oyente pueda adivinar. La expresión suele realizarse en rima.
Una adivinanza clásica es aquella que pregunta qué elemento es “redondo” y se asemeja a un “barril sin fondo”: la respuesta es “anillo”. Adivinar, una vez más, requiere apelar a la lógica ya que solo se debe repasar mentalmente cuáles son los objetos “redondos” y que carecen de “fondo”.
Diferencias entre adivinar y pronosticar
Hay que aclarar que el hecho de hacer una predicción no siempre se considera adivinar. En este punto debemos referirnos a la noción de pronosticar.
Cuando se anticipa algo que ocurrirá en un futuro cercano o lejano apelando a la interpretación de indicios, lo que se está haciendo es un pronóstico. Un indicio, en tanto, es un fenómeno que sirve para realizar una inferencia acerca de una cuestión que no se produjo o no se percibió.
Los meteorólogos, en este marco, pronostican el estado del tiempo, no lo adivinan. A partir del estudio de imágenes satelitales y otros recursos, y haciendo uso de los conocimientos adquiridos a lo largo de su formación, pueden anticipar si lloverá o no, el rango de temperaturas, etc.