La afasia es la la pérdida total o parcial de la capacidad de hablar como consecuencia de una lesión ocurrida en las zonas del cerebro destinadas al lenguaje. Se trata de una falla en los centros del lenguaje del cerebro que impide o disminuye la habilidad para hacerse entender mediante la palabra hablada, la escritura o los signos. Sin embargo, el afectado conserva la inteligencia y los órganos fonatorios.
El término fue acuñado por Armand Trousseau, un experto francés que se desempeñó como profesor de medicina en el hospital Hotel-Dieu. La palabra afasia tiene origen en un vocablo griego que en español se entiende como la «imposibilidad de hablar».
Surgimiento de la afasia
Dicen los especialistas que la afasia puede surgir a raíz de un trauma o como consecuencia de una infección en el cerebro. Los accidentes cerebrovasculares (que pueden desencadenarse por una isquemia trombótica o embolígena, por ejemplo), los traumatismos craneoencefálicos (provocados en general por un accidente) y las infecciones localizadas o difusas (como absceso cerebral o encefalitis) son algunos de los responsables de un cuadro de afasia.
No obstante, los expertos subrayan que la principal causa de la afasia es que una persona sufra un ictus cerebral. Una enfermedad esta que se traduce en un daño en el cerebro como consecuencia de la rotura de un vaso del mismo o de una interrupción en lo que es el riego sanguíneo normal.
Clasificación según el tipo
Cabe resaltar además que las afasias pueden ser corticales (por una lesión perisilviana), transcorticales o anómicas. La afasia cortical es la más común, mientras que la transcortical se caracteriza por la preservación de la repetición. La afasia anómica, por último, es la más leve.
De todos modos, la clasificación más frecuente que se realiza de la afasia es la siguiente: afasia de broca o motora mayor, afasia transcortical motora, afasia de Wernicke, global, de conducción y amnésica.
La primera de las citadas se caracteriza porque es una de las variables más complejas que afecta de manera grave tanto al lenguaje como a la escritura, tanto así que incluso en su fase aguda el paciente en sí no sólo está mudo sino que además no comprende y además tampoco tiene capacidad para poder comunicarse.
Afasia de Wernicke
No menos grave es la afasia de Wernicke que es aquella que tiene lugar en los pacientes en los que, aunque tienen un habla fluida, experimentan grave problemas en lo que es la comprensión llegándose a producir incluso la incomprensión total de todo cuanto se les dice o escuchan. Sin embargo, en el proceso de recuperación de estos enfermos se pueden conseguir grandes logros.
Así, en este caso concreto, los sanitarios recomiendan que aquellos hagan uso de los ordenadores en las terapias de rehabilitación pues, entre otras cosas, les permiten el poder llevar a cabo la comunicación que desean pero que en principio no pueden hacer por sí solos. Pero sólo es cuestión de tiempo que puedan recuperarse.
El tratamiento
Para tratar la afasia se recomienda combatir y/o controlar la enfermedad de base que la ha generado. Hay casos, de todos modos, en los cuales la persona puede recuperarse de la afasia sin necesidad de realizar un tratamiento.
Esta recuperación que se produce de forma espontánea suele ocurrir tras un ataque transitorio isquémico (AIT), donde el flujo de sangre que llega al cerebro se interrumpe por un momento (aunque consigue restaurarse con rapidez).