Lo primero que vamos a hacer ahora es conocer el origen etimológico de la palabra ajuar que nos ocupa. En este sentido hay que exponer que deriva del árabe andalusí «as-sawar», que, a su vez, procede del árabe clásico «suwar», que es equivalente a «enseres».
El término ajuar se emplea con referencia al conjunto que forman el mobiliario, la vestimenta y los utensilios que se utilizan en un mismo ámbito o que comparten ciertas características.
Es posible hablar, de este modo, del ajuar que pertenece a un individuo o de aquel que, en el vínculo matrimonial, se encarga de aportar la mujer. También se llama ajuar a los elementos que se destinan a los bebés en el momento en que nacen y a las cosas que, en una vivienda, son de uso común.
Por ejemplo: «Estamos contentos porque mi madre decidió regalarnos el ajuar para Nicolás», «El fotógrafo hizo posar a la joven modelo uruguaya con un hermoso ajuar nupcial», «La policía investiga el robo de las joyas que fueron sustraídas del ajuar privado de la princesa».
Muchas veces se asocia la noción de ajuar a ciertos ritos sociales que se llevan a cabo en el nacimiento, el matrimonio y el fallecimiento. Cuando nace un niño, es habitual que el pequeño reciba un ajuar con su cuna, ropa, etc. En un casamiento, antiguamente era común que la esposa aporte a la pareja un ajuar, que incluía las sábanas, los manteles y otros elementos que se utilizarían en la vivienda compartida. Además el ajuar puede incluir la ropa y los accesorios que usa la novia.
En la actualidad, aunque por regla general, ha desaparecido ese concepto de ajuar relacionado con el matrimonio se sigue encontrando en algunos lugares e incluso se mantiene por parte de ciertas generaciones. Así, existen madres que siguen comprando desde ropa hasta utensilios de cocina pasando por ropa de cama para que cuando sus hijos se casen puedan tener lo que necesiten en casa.
A nivel histórico, en algunos museos nos topamos con obras artísticas que precisamente formaban parte del ajuar de algún ilustre personaje. Ejemplo de eso lo tenemos, por ejemplo, en el Museo Arqueológico de España, sito en Madrid, donde se puede admirar un arca de esponsales de origen florentino y que data del siglo XV.
En cuanto a la muerte, el ajuar funerario se compone de los objetos que se ubican junto al fallecido en la tumba para que lo acompañen en su paso a otro plano o a modo de ofrenda para las divinidades.
Los objetos y la cantidad de los mismos que se incluían en el ajuar funerario vienen a determinar, entre otras cosas, el estatus social del fallecido y, como consiguiente, de su familia.
Entre los más importantes de la historia se encuentran los egipcios, donde incluso se pueden admirar la existencia de pinturas en las paredes y de figuras, llamadas ushebti. Estas venían a representar los criados que había tenido el difunto y que se incluían como una manera de determinar que en el «más allá» también le seguirían sirviendo.
