El almacenamiento en la nube es un servicio que permite guardar archivos digitales en servidores accesibles a través de una red informática. El concepto suele aludir a la transferencia y el depósito de datos en plataformas con las cuales es posible conectarse mediante Internet.
Para entender el concepto, primero hay que centrarse en la computación en la nube. Así se denomina a los recursos de la informática que funcionan en una red de servidores conectados a la Web. Dicha red es la nube en cuestión, que además del almacenamiento de archivos permite el procesamiento de datos y el uso de aplicaciones, por ejemplo.
Los servicios de la computación en la nube se distribuyen de acuerdo a tres grandes modelos: SaaS (Software como Servicio), IaaS (Infraestructura como Servicio) y PaaS (Plataforma como Servicio). Las soluciones de almacenamiento en la nube más populares son parte del SaaS.
Características del almacenamiento en la nube
El almacenamiento en la nube constituye un modelo informático que hace posible almacenar contenidos en Internet apelando al servicio de un proveedor, quien administra y mantiene la infraestructura necesaria. Este proveedor, por lo tanto, se encarga de brindar el acceso a los servidores.
Con el almacenamiento en la nube, el usuario no necesita adquirir ni gestionar la infraestructura de almacenamiento. Simplificando, puede afirmarse que se conecta a una plataforma o un servicio para subir y/o descargar los archivos, que además pueden compartirse con facilidad.
La historia
La historia del almacenamiento en la nube comenzó en la década de 1960. Se menciona a Joseph Carl Robnett Licklider (1915–1990) como un precursor ya que fue quien pensó en una red informática de alcance mundial. Otro impulsor del concepto fue John McCarthy (1927–2011), el científico que anticipó que la computación podía convertirse en un servicio.
No obstante, las primeras manifestaciones prácticas de la computación en la nube se lograron en los años 80 a partir de ciertas tareas distribuidas en una red. Ya en 1997, Ramnath K. Chellappa hizo referencia específica a la idea de nube para aludir al paradigma y poco después Salesforce empezó a posibilitar el uso de sus aplicaciones mediante un sitio web.
En lo que respecta específicamente al almacenamiento en la nube, su surgimiento se relaciona con el desarrollo de la llamada Web 2.0 que favorece la colaboración a partir, sobre todo, del incremento del ancho de banda. Así fue como Google, Microsoft y otras compañías empezaron a ofrecer este servicio a sus usuarios.
Tipos de almacenamiento en la nube
Los expertos reconocen tres grandes tipos de almacenamiento en la nube: almacenamiento de archivos, almacenamiento de bloques y almacenamiento de objetos.
El almacenamiento de archivos guarda los datos en carpetas, siguiendo una estructura jerárquica. El almacenamiento en bloques, en tanto, se basa en unidades que disponen cada una de un identificador exclusivo.
El almacenamiento de objetos, finalmente, es una arquitectura con datos no estructurados. Esto quiere decir que los contenidos se almacenan en el formato con el cual arriban al servidor: para facilitar su acceso y análisis, se recurre a metadatos personalizados.
Existen, de todos modos, otras clasificaciones. En este sentido es interesante diferenciar entre el almacenamiento en la nube pública, el almacenamiento en la nube privada y el almacenamiento en la nube híbrida.
El almacenamiento en la nube pública implica la utilización de recursos alojados en un hardware que no es propio del usuario. Es posible apelar a contenedores para el traslado de las aplicaciones y el flujo de trabajo, minimizando así los riesgos de seguridad.
El almacenamiento en la nube privada se sustenta en recursos diseñados para el usuario final. Dichos recursos pueden hallarse en las instalaciones del usuario o en su cortafuegos.
En cuanto al almacenamiento en la nube híbrida, consiste en la gestión de las cargas de trabajo en distintos entornos (públicos y privados). Los usuarios, de esta forma, pueden almacenar los archivos en el entorno que prefieran y proceder a su migración cuando lo consideren propicio.
Algunos ejemplos
En la actualidad podemos encontrar múltiples ejemplos de alojamiento en la nube. Muchos de ellos, de hecho, son de uso cotidiano para millones de personas.
Un ejemplo popular de alojamiento en la nube es Google Drive. Presentado por Google en 2012, los archivos se almacenan en los servidores del buscador. Google Drive ofrece 15 GB de espacio gratuito, un límite que se amplía en las versiones pagas. Cabe resaltar que es posible sincronizar los archivos entre distintos dispositivos y editarlos, en el caso de las hojas de cálculo y los documentos de texto, con aplicaciones.
Microsoft, por su parte, es el responsable de OneDrive (anteriormente denominado SkyDrive). Lanzado en 2014, su capacidad gratuita es de 5 GB. Desde un navegador es posible realizar la subida simultánea de hasta 5 archivos.
Otro ejemplo de alojamiento en la nube es Dropbox, con opciones de pago y gratuitas. De manera similar a otros servicios, ofrece alojamiento, sincronización y la posibilidad de compartir tanto archivos como carpetas.
Ventajas del almacenamiento en la nube
El almacenamiento en la nube brinda numerosas ventajas frente a otras opciones. Esta modalidad favorece la escalabilidad y ofrece una elasticidad de recursos ya que el usuario no necesita disponer de los servidores ni administrarlos.
La virtualización dada por un backup en la nube, asimismo, ahorra espacio físico y contribuye a la recuperación de desastres ya que la información está disponible online. Por supuesto, esto requiere que el proveedor disponga de medidas de seguridad de datos y cuide la privacidad en la nube.