
El concepto de animismo refiere al grupo de creencias que giran en torno a la existencia de espíritus o almas.
La etimología de animismo nos remite al vocablo francés animisme. Este vocablo se forma con el latín anĭma (que puede traducirse como «vida» o «alma») y el sufijo francés –isme (en nuestro idioma, «-ismo», utilizado para la formación de sustantivos que significan movimiento, doctrina, tendencia o sistema, por ejemplo).
El concepto de animismo tiene varios usos. Puede referirse a una doctrina de la medicina propuesta por el alemán Georg Ernest Stahl o a diversas creencias vinculadas a la presencia e intervención de los espíritus.

El animismo según Stahl
Georg Ernst Stahl (1659–1734) fue un químico y médico que propuso la idea de ánima como una fuerza vital. De acuerdo a Stahl, el ánima actuaba como una especie de energía reparadora que hacía posible la curación o sanación.
Lo que hizo Stahl con el animismo, de este modo, fue cubrir la falta de conocimientos o explicaciones sobre distintos fenómenos apelando al ánima. Se trataba de un término difuso, con alcances variables según el caso.

El animismo sostiene que hay personas, como chamanes o brujos, capaces de intermediar entre las personas y los entes espirituales o divinos.
Creencias sobre los espíritus
La idea de animismo, por otro lado, hace alusión a diversos tipos de creencias relacionadas con los espíritus (almas, seres inmateriales). El animismo puede vincularse a la intervención de espíritus que animan las cosas y a la atribución de existencia anímica a la totalidad de los seres.
Teniendo en cuenta estas afirmaciones, se puede sostener que el animismo es una noción que abarca a diferentes creencias. En un sentido amplio, el animismo consiste en dotar de espíritu, consciencia o alma a los elementos de la naturaleza y a los objetos.
El animismo, de esta manera, tiende a personificar las cosas o los entes sobrenaturales: el ánima consigue habitarlos y dirigirlos. Por consiguiente, todo tiene «vida».
El animismo y la religión
El animismo está presente en la religión desde tiempos remotos. Ciertas formas de adoración de la naturaleza, de hecho, son animistas ya que le otorgan la presencia de espíritu o conciencia a aves, mamíferos, piedras, montañas, ríos, etc.
No se puede dejar de mencionar que el animismo, de acuerdo a diversos pensadores, es una construcción que se realiza desde la antropología. Los pueblos aborígenes, por mencionar un caso, no suelen contar con una palabra para nombrar al animismo debido a que la creencia o la práctica es parte intrínseca de su cosmovisión.
Calificar a una creencia como animista, pues, acarrea un proceso intelectual que se determina por razones sociales y culturales. Hay comunidades que, por sus rituales y visiones, son animistas según la concepción más usada, incluso cuando estos grupos no se definen de ese modo.
Principios y preceptos más comunes
Aunque el animismo es muy amplio, es posible señalar determinados preceptos y principios que suelen ser comunes a todas las creencias de esta clase. Uno de los pilares es el reconocimiento de la existencia de entidades espirituales que interactúan con las personas y con la naturaleza.
Para el animismo, el alma puede alejarse del cuerpo a través de diferentes procesos (como el consumo de sustancias o la meditación). La muerte, asimismo, no determina el final de la existencia.
Otro punto a considerar es que el animismo cree que algunos individuos están capacitados para intermediar con lo divino o con lo sobrenatural. Según la cultura, pueden ser hechiceros, chamanes, médiums u otras figuras.