La noción de apoltronarse se utiliza para aludir a lo que ocurre con un individuo cuando se vuelve poltrón: es decir, holgazán o vago. Al apoltronarse, la persona adopta una actitud pasiva y trata de dejar de lado los esfuerzos y las obligaciones.
Inactividad
Por lo general el concepto refiere a quien decide ponerse cómodo y renunciar, al menos momentáneamente, a aquello que no tiene ganas de hacer. La idea se usa simbólicamente para hacer mención a la quietud, la inactividad o la falta de iniciativa.
Por ejemplo: “Después de apoltronarse en su silla favorita, el hombre le pidió a su esposa que le trajera una lata de cerveza para disfrutar el juego”, “Parece que tu padre no puede ver a alguien apoltronarse que enseguida empieza a molestar, siempre hace lo mismo…”, “El único objetivo de algunos jóvenes es apoltronarse en la orilla del mar durante todo el verano; en mi caso, prefiero invertir al menos una parte de mi tiempo libre en actividades enriquecedoras, como estudiar un idioma o visitar museos”.
En la primera oración tenemos un ejemplo de dos actitudes bastante diferentes: por un lado, el hombre decide acomodarse para mirar un partido de fútbol, algo que resulta absolutamente aceptable, ya que todos tenemos derecho a disfrutar de nuestras pasiones como nos plazca; sin embargo, podemos preguntarnos por qué la mujer no siente interés por el deporte, dado que en la actualidad sabemos que no se trata de un gusto exclusivo de un sexo, y también por qué nuestro protagonista no se levanta a buscar su propia lata de cerveza. En cualquier caso, ambas partes son adultas y, por lo tantos, responsables de su relación.
El segundo ejemplo es diferente, ya que habla de un hombre mayor que tiene la tendencia a molestar a quienes se acomodan o se disponen a descansar. Esto es lo que dice el emisor, quien lo acusa de tener una actitud molesta, aunque no contamos con otra versión para poder contrastarla. Por último, se habla de un rasgo bastante característico en la juventud, que es disfrutar del momento, sobre todo durante la época de vacaciones en la playa. El emisor, en cambio, pese a formar parte del mismo grupo etario asegura que prefiere hacer algo que lo enriquezca a nivel intelectual.
Negarse al cambio
Apoltronarse, por otra parte, refiere a amoldarse a un cargo o a una posición, subsistiendo en ellos sin esforzarse o sin cambiar: “Creo que el mandatario pretende apoltronarse en el sillón presidencial y seguir dirigiendo los destinos del país por siempre, pero no lo vamos a permitir”, “Luego de apoltronarse en el puesto de mando, el directivo empezó a mostrar su verdadera cara”, “Nadie puede apoltronarse en el gobierno, ya que todos los dirigentes y los funcionarios deben rendir cuentas al pueblo de manera cotidiana”.
Esta acepción del verbo apoltronarse tiene un sentido negativo, a diferencia de la anterior, que simplemente hace referencia a poner el cuerpo en una posición más cómoda. Estamos ante un significado que se relaciona con reducir al mínimo el grado de esfuerzo, al punto de negar las propias responsabilidades y obtener beneficios que no nos corresponden. El primer ejemplo lo expone con claridad: un presidente que tiene la intención de aferrarse al cargo por tiempo indeterminado, una práctica que gracias a la historia de la humanidad sabemos que no trae buenos resultados.
En la segunda oración vemos un sentido diferente: el directivo se acomoda en su puesto, y cuando sabe que ya no podrán quitárselo comienza a actuar de una forma reprobable. Esto indica que al principio actuaba de manera falsa para que no sospecharan de sus verdaderas intenciones. Terminamos con una oración que nos recuerda la responsabilidad que tienen los políticos de actuar de forma cristalina frente a los ciudadanos.