La apraxia es una enfermedad neurológica que se caracteriza por la dificultad o la imposibilidad para desarrollar acciones voluntarias, pese a que no existen motivos orgánicos que justifiquen el problema. Esto quiere decir que la persona tiene la fortaleza, las habilidades físicas y el deseo de concretar los movimientos, pero no logra hacerlos.
Este trastorno, que también se conoce como dispraxia, implica una separación entre el pensamiento de la persona (que es consciente de aquello que quiere realizar) y la ejecución de dicha idea en movimiento (no logra controlar el accionar).
Tipos de apraxia
Existen distintos tipos de apraxia, que varían de acuerdo a su vínculo con la acción o el movimiento a realizar. Podemos mencionar a la apraxia constitucional (un problema que tiene que ver con la concepción espacial); la apraxia bucolingual, bucofacial o bucolinguofacial (trastornos para mover los labios o la lengua); la apraxia ideacional (el sujeto no puede representar en su mente y expresar en palabras los diversos pasos relacionados con el movimiento); y la apraxia ideomotora (capacidad para planificar el movimiento, pero no para expresar lo que le corresponde), entre otras.
La enfermedad suele ser detectada en la infancia, ya que el niño apráxico revela su disfuncionalidad en las actividades de educación física. Por otra parte, el pequeño que sufre de apraxia puede tener problemas para hacer sus deberes escolares, manejar los materiales de estudio o escribir de manera correcta.
La persona que sufre esta enfermedad entiende lo que se le pide, está dispuesta a hacerlo y ha aprendido la tarea con antelación, sin embargo no puede llevarlo a cabo.
Las causas
Las causas que provocan la apraxia son principalmente daños en el cerebro. En algunos casos las personas nacen con ese problema mientras que en otros, cuando la enfermedad se desarrolla en personas que antes podían llevar a cabo las destrezas que con ella no pueden, se dice que tienen una apraxia adquirida. Este tipo de apraxia se desarrolla como consecuencia de un tumor cerebral, accidente cerebrovascular, afección del sistema nervioso, demencia o enfermedad neurodegenerativa, entre otras causas.
La apraxia del habla suele presentarse junto con afasia, otro trastorno del lenguaje. A raíz de estos problemas pueden identificarse afecciones en el sistema nervioso o en el cerebro.
Síntomas de la apraxia
Para identificar si una persona sufre apraxia basta con analizar sus síntomas: incapacidad para integrar los movimientos de los músculos de forma fluida, realizar una acción diferente a la que se desea porque el organismo no responde correctamente a los deseos de la persona, distorsión, repetición u omisión en los sonidos del habla; dificultad para expresar oraciones con sentido, anomia, incapacidad de utilizar frases comunes y cotidianas sin dificultad.
Las personas que sufren apraxia generalmente son conscientes de su dificultad y la frustración que este hecho les causa les lleva a caer en otras enfermedades mentales, como depresión, por esta razón el tratamiento psicológico para estos individuos es fundamental, a fin de que no se dejen caer en el círculo vicioso al que llevan todas las frustraciones mal canalizadas.
Los estudios médicos que se realizan para detectar la apraxia son tomografía computarizada, electroencefalograma (EEG) o punción raquídea, a fin de detectar si existen tumores o lesiones en el cerebro, descartar la epilepsia como causa del problema y cualquier infección que puede estar afectando el cerebro.
Algunos afectados por esta enfermedad no son capaces de vivir de forma independiente, necesitan apoyo y ayuda constante para llevar a cabo sus tareas. Es importante que los familiares estén al corriente de qué actividades pueden desarrollar solos y para cuáles necesitarán ayuda; además es importante evitar todas aquellas actividades riesgosas, que puedan traer como consecuencia lesiones de algún tipo y sobre todo, intentar brindar la mayor seguridad que se pueda al enfermo.
La enfermedad en los niños
Por último, cabe explicar que la apraxia de habla infantil es un problema que se desarrolla en el sistema motor pero que se desconocen las causas específicas por las que comienza. Estos niños padecen una gran dificultad para planificar cosas y llevarlas a cabo, sobre todo producir movimientos específicos con la lengua que les permitan expresarse claramente. Otros nombres que recibe esta enfermedad son apraxia verbal y dispraxia verbal.
El tratamiento de la apraxia puede incluir fisioterapia, inmunoglobulina intravenosa y terapia ocupacional. Si la apraxia es un síntoma de un problema neurológico o de otro trastorno, la enfermedad preexistente debe tratarse en primer lugar.