
El cambio climático pone en riesgo a numerosos asentamientos humanos.
Los asentamientos humanos son los espacios donde se afincan las personas. Se trata de aquellos lugares en los cuales los individuos se instalan e interactúan entre sí.
La Real Academia Española (RAE) define el término asentamiento como el acto y el resultado de asentarse o asentar. La noción también alude al sitio en que algo o alguien se establece y a la instalación circunstancial o provisoria de seres humanos en terrenos que no estaban poblados o cuyos habitantes fueron desplazados.
El concepto, por lo tanto, puede hacer referencia a distintas realidades. Según el contexto, un asentamiento humano puede ser una ciudad de gran infraestructura, una aldea ubicada en una zona rural o una agrupación informal de viviendas precarias, por ejemplo.


Origen de los asentamientos humanos
El origen de los asentamientos humanos está asociado al paso del nomadismo al sedentarismo. Desde los comienzos de la humanidad hasta el descubrimiento y el desarrollo de la agricultura, el ser humano era nómada: se desplazaba para conseguir alimentos o con el objetivo de adaptarse a fenómenos naturales. Dichos desplazamientos contribuyeron al poblamiento de las distintas regiones del planeta Tierra.
Sin embargo, cuando las personas comenzaron a plantar granos o semillas, generando cultivos y orientándose a la siembra y la cosecha, poco a poco se pasó del nomadismo al sedentarismo. El ser humano ya no necesitó moverse de un lugar a otro para obtener comida, sino que pudo instalarse en un lugar determinado para realizar tareas agrícolas, domesticando plantas y animales salvajes. De este modo surgieron los primeros asentamientos humanos estables.
Se estima que la agricultura empezó a llevarse a cabo en el Neolítico, hace unos 12.000 años. Tell Halula, «Ain Ghazal, Jarmo, Jericó y Çatal Hüyük suelen ser mencionados entre los primeros asentamientos humanos de relevancia. De Jericó, por ejemplo, se hallaron restos de una muralla construida hace cerca de 10.000 años que rodeaba y brindaba protección a las viviendas.
Con la aparición de los asentamientos humanos se fortaleció el sentido de comunidad y emergió el trabajo en común. A su vez, con los excedentes de la producción agrícola nació la actividad comercial y aparecieron las diferencias sociales.

La expansión urbana genera la aparición de nuevos asentamientos humanos.
Sus características
Es importante considerar que los asentamientos humanos pueden ser muy distintos entre sí. Una urbanización cerrada o barrio privado ofrece condiciones de vida diferentes a las que brindan las villas o favelas con sus casas precarias, chabolas o tugurios sin acceso a servicios básicos, por mencionar un caso.
De todas maneras, es importante subrayar que la idea de asentamiento humano va más allá del espacio físico donde habitan las personas. Se trata de puntos de encuentro de los pobladores y de distintas culturas, donde se impulsa la evolución de las sociedades. Por eso es clave comprender que los asentamientos humanos son sitios de interacción social que influyen en el desarrollo de la cultura y la economía y que determinan, en parte, el modo y la calidad de vida.
Puede afirmarse que un asentamiento humano implica una cierta concentración de sujetos en un área concreta, aunque esa densidad poblacional es muy variable. Estos habitantes tejen redes sociales y construyen una identidad colectiva. En los asentamientos, por otra parte, siempre hay una infraestructura que puede ser más o menos desarrollada: acceso a la energía eléctrica y al agua potable, saneamiento, una red vial, etc.
Las personas que tienen su vivienda en un asentamiento llevan a cabo diversas actividades (comerciales, culturales, educativas y de otra índole). Asimismo se vinculan con el entorno natural de múltiples modos, modificando el hábitat a partir del diseño y el uso del espacio público y del desarrollo urbano.

Los asentamientos humanos surgidos a través de la urbanización informal padecen diversos problemas.
Tipos de asentamientos humanos
A partir de sus características, los asentamientos humanos pueden clasificarse en diversos tipos. Una primera distinción a realizar entre aquellos que surgen a partir de una planificación urbana con un planeamiento territorial y los asentamientos informales que nacen de manera espontánea por el crecimiento demográfico, la migración interna y otros motivos.
Otra diferenciación habitual se da entre los asentamientos urbanos y los asentamientos rurales. En una zona urbana hay mayor infraestructura, existen varias opciones de transporte público y la gente suele vivir en edificios con unidades de propiedad horizontal. En los asentamientos rurales, en cambio, las viviendas son casas de una planta que cuentan con terrenos para trabajar la tierra a través del cultivo.
Hay que considerar que, en algunos casos, los asentamientos son temporales. Hay campamentos que cobijan a quienes debieron abandonar su casa por un desplazamiento forzado. Por lo general, la idea es que esos residentes puedan regresar a su lugar de origen una vez finalizado el problema que las obligó a emigrar.
Su importancia
Como ya indicamos, las características de un asentamiento humano influyen en la vida de cada individuo. Si pensamos en una megaciudad, tiene que existir una buena conectividad entre los barrios para que los habitantes puedan viajar hacia los lugares de trabajo, centros educativos, hospitales, etc. Sin un servicio adecuado de transporte público o con una red vial deficiente, es probable que los vecinos tengan dificultades frecuentes para satisfacer sus necesidades.
Por otro lado, quienes viven en localidades con pocos espacios verdes, como parques o jardines, pueden sufrir diversos problemas de salud e incluso emocionales. En un pueblo con una recolección de residuos insuficiente, en tanto, la contaminación puede propiciar la aparición de múltiples enfermedades.
Lo que debe considerarse es que la existencia de un ser humano está condicionada fuertemente por su lugar de residencia. Por eso desde el Estado se debe trabajar en la eficiencia del ordenamiento urbano y desarrollar políticas habitacionales para que todas las personas dispongan de una vivienda digna. Asimismo se tiene que impulsar el urbanismo sostenible para reducir el riesgo ambiental.