Barroco es un término que procede del francés baroque y que permite nombrar a un movimiento cultural y estilo artístico desarrollado entre el siglo XVII y mediados del siglo XVIII. El barroco alcanzó diversas disciplinas (la arquitectura, la pintura, la música, la literatura, etc.) y se caracterizó por la ornamentación excesiva.
El barroco como estilo predominante sucedió al renacimiento y precedió al neoclasicismo. Comenzó a popularizarse en Italia y luego se extendió hacia el resto de Europa. El concepto de barroco fue acuñado por sus críticos y se utilizó en principio con sentido peyorativo, para nombrar la desmesura y la irracionalidad de ciertos artistas.
Gian Lorenzo Bernini en la escultura y la arquitectura, Caravaggio en la pintura, Francisco de Quevedo y Luis de Góngora en la literatura y Antonio Vivaldi y Johann Sebastian Bach en la música son algunos de los máximos exponentes del barroco.
Edificios y pinturas de estilo barroco
Los edificios de estilo barroco solían construirse con materiales pobres pero resaltando la majestuosidad y la monumentalidad de la obra. Existen varios palacios e iglesias que, en la actualidad, todavía exhiben las principales características de este movimiento, como la Catedral de la Asunción de Valladolid.
En el ámbito de la pintura, el estilo barroco está asociado al absolutismo y al renacimiento católico ya que, a nivel general, el barroco fue una reacción de la Iglesia ante el avance de la ciencia. “Las Meninas” de Diego Velázquez es una de las pinturas barrocas más famosas.
En la actualidad, el término se utiliza como adjetivo para nombrar a cualquier cosa que esté recargada de adornos. Por ejemplo: “Me gustan los abrigos barrocos, con muchos bolsillos, prendedores y flecos”.
Los castrati
En el ámbito de la música el barroco nació en el siglo XVII, junto con la primera ópera, y se considera que finalizó con el fallecimiento de Johann Sebastian Bach, en el año 1750. En una época en la cual la sociedad mostraba una marcada diferencia entre los adinerados y los pobres, los primeros se valían de la música para ostentar su estatus superior.
Durante el barroco, la música se convirtió en un elemento infaltable en diversos aspectos de la vida cotidiana: por ejemplo, los nobles comenzaron a contratar instrumentistas y compositores como parte de su servidumbre. En esta etapa, asimismo, surgieron los castrati, hombres que eran castrados antes de cambiar la voz y entrenados académicamente en conservatorios específicos, con la esperanza de que se convirtieran en grandes cantantes.
Los castrati representan una página muy cruel de la historia de la humanidad, pero una en la que coexisten la atrocidad y la extrema belleza. Los pocos que alcanzaron la fama, entre los cuales se suele citar a Farinelli y Senesino, vieron contrastado el arrebato de su masculinidad con voces fuera de este mundo. Sin embargo, es probable que nada los haya compensado jamás por los trastornos físicos y psicológicos que debieron sufrir como consecuencia de la castración.
Voces distintivas del barroco
A simple vista, podía parecer que se trataba de hombres con voces femeninas; pero sus talentos escondían una serie de recursos impensables para cualquier persona normal. En primer lugar, dada su capacidad pulmonar, superior a la de una mujer, podían afrontar largos y ornamentados pasajes sin necesidad de realizar muchas pausas. Más aún, la mayor facilidad para respirar no solo se traducía en más aire disponible, sino en un menor gasto energético, lo cual abría las puertas a la interpretación de obras cuyo nivel de complejidad no tenía precedentes.
Por otro lado, los castrati poseían una extensión vocal superior a la de las mujeres, y eran capaces de realizar grandes saltos entre los extremos agudo y grave. Sus habilidades sobrehumanas inspiraron a muchos compositores a crear piezas que, trescientos años más tarde, no muchos pueden atreverse a cantar, a excepción de Cecilia Bartoli, una mezzosoprano italiana con un talento incomparable.