La vida en el campo tiene múltiples particularidades. Resulta sencillo establecer diferencias entre el modo de vivir de los campesinos o pastores y de aquellos que residen en una ciudad. El entorno natural, el trabajo con la tierra y las labores con animales forman parte de un entorno campestre.
Cuando se enaltece la forma de vida que se lleva en un campo, se habla de bucolismo. El adjetivo bucólico, que deriva del latín bucolicus aunque tiene orígenes en la lengua griega, refiere a esta exaltación y al género literario que narra situaciones propias del devenir en las zonas rurales.
Por ejemplo: “Al jubilarse, Don Manuel se mudó al campo y pasó a llevar una vida bucólica, lejos del ruido y del estrés”, “En 1911, el escritor británico presentó un libro bucólico centrado en la historia de dos pastores anarquistas”, “Puedo pasar horas y horas ante un paisaje bucólico”.
El arte bucólico
Lo bucólico, por lo tanto, puede ser un tema desarrollado en el arte, ya sea en la poesía, la dramaturgia o las artes plásticas. Estas obras comparten el hecho de tener lugar en un entorno campestre o rústico.
La principal característica del arte bucólico es la presentación de la paz propia de las regiones campestres como algo soñado o ideal. Esta tranquilidad se asocia a la pureza y a la ausencia de vicios característicos de las ciudades. Los textos bucólicos, de este modo, exhiben una visión sesgada de la vida pastoril, dejando generalmente de lado los problemas y las dificultades de este modo de vivir.
Género de poesía
El género bucólico en la poesía, que también se denomina pastoril, se caracteriza por la presencia de pastores en paisajes silvestres, disfrutando de la naturaleza y realizando actividades como cantar despreocupados, tocar la flauta y disfrutar de sus amoríos. Su origen data de la época alejandrina y se conservan obras de tres poetas griegos: Teócrito, Bión y Mosco. El primero de ellos fue autor de una serie de pequeños poemas descriptivos agrupados bajo el título de «Idilios«, que reúne muchos de los elementos fundamentales de la poesía pastoril griega.
No mucho tiempo más tarde, el género bucólico de poesía llegó a Roma y uno de los autores más representativos de entoces fue Aulo Gelio, que supo mezclar con peculiar maestría elementos propios de lo pastoril con la elegía, lo cual se puede apreciar en su obra «Noches áticas«.
Lo bucólico y la exaltación de la naturaleza
Según ciertos estudiosos, el nacimiento de la poesía bucólica fue el resultado de la necesidad de algunos escritores de acercarse a la armonía que emana la naturaleza, de sentir la libertad que nos ofrece la vida lejos de las estructuras y los problemas típicos de la ciudad. El gran contraste entre ambos escenarios convirtió a la naturaleza en una musa imposible de resistir y dio lugar a un género que intentó reflejar los aspectos más profundos del día a día en el campo, de los deseos y las costumbres de los pastores, con las licencias propias de la poesía.
Los poetas querían dar vida a un espacio poético que transmitiese la paz y la tranquilidad que no se encontraban en la ciudad y que sí consideraban posibles de experimentar en el campo. La visión que muchos plasmaron de la vida campestre está muy cerca de una utopía: carecía de problemas y permitía saborear cada segundo, cada atardecer, cada amanecer.
El género bucólico vivió su apogeo tras la aparición de «Las Bucólicas» del poeta romano Virgilio, obra que también se conoce con el título «Las Églogas«. Sin embargo, hasta ese momento fueron varios los escritores que se aventuraron a incluir motivos pastoriles en sus creaciones. Uno de los temas tratados en los diez poemas que componen «Las Bucólicas» es la confiscación de tierras que tuvo lugar durante la segunda mitad del siglo I a. C.