Una campaña electoral es un proceso en el cual quienes se postulan como candidatos para acceder a un cargo político difunden sus propuestas con el objetivo de convencer a los votantes. La finalidad de estas campañas es seducir a los electores para influir en su decisión a la hora de emitir el sufragio.
El concepto de campaña se utiliza en distintos contextos. Puede tratarse de una serie de acciones que se llevan a cabo con un cierto fin y del periodo temporal en el cual se concretan estos actos. Electoral, por su parte, es aquello vinculado a las elecciones o los electores.
Características de una campaña electoral
Durante una campaña electoral, un candidato intenta dar a conocer su proyecto político. Supongamos que un hombre es el candidato a presidente de un determinado partido. En la campaña buscará llegar a la mayor cantidad posible de votantes para informarles qué es lo que piensa hacer si es elegido. Su objetivo es convencer a cada individuo para que lo vote.
La campaña electoral requiere del activismo de los militantes para llevarse a cabo. Los candidatos necesitan el apoyo y el sostén de muchas personas para cubrir todo el territorio y así difundir el mensaje entre más votantes.
Otro factor necesario en una campaña electoral es el dinero. Se precisan muchos fondos para solventar la logística (viajes, alojamiento, etc.) y para publicitar a los candidatos. En el marco de la campaña electoral se realizan anuncios publicitarios en televisión, radio, periódicos y medios digitales, e incluso en la vía pública mediante cartelería.
Consejos para su desarrollo
En una campaña electoral la estrategia lo es todo. No podemos pretender lanzar una campaña electoral sin tener un camino previamente trazado, una serie de objetivos bien definidos que nos distingan de la competencia y articulen todos nuestros esfuerzos. Dado el volumen de recursos involucrados en un proceso de este tipo, tomando en cuenta el dinero y a las personas que aportan diversos conocimientos desde sus respectivos campos, sería inconcebible improvisar a cada paso.
Precisamente, uno de los ejes de la estrategia es la administración del presupuesto, esencial para llegar hasta el final de la campaña electoral con el suficiente dinero como para estar a la altura de la competencia. Aunque vaya en contra del ideal de organización política, en el mundo real el dinero marca la diferencia entre el éxito y el fracaso.
La intención de voto no debe estimarse en relación a la cantidad de personas que asistan a los eventos, y por eso es necesario prestar atención a otros parámetros. Las encuestas, por ejemplo, son un buen punto de referencia para medir la opinión del pueblo, pero no son determinantes, algo que se ha probado en más de una ocasión a nivel mundial.
Para obtener los mejores resultados, es imprescindible escoger los aspectos de nuestra propuesta que más nos representan e intentar divulgarlos por todos los medios de comunicación. Sin lugar a dudas, la radio es el más efectivo, a pesar de tratarse del más antiguo de todos, ya que da lugar al debate por parte de los conductores y los oyentes. El índice de penetración de la radio es incalculable, y esto se debe a que nos puede acompañar a lo largo de todo el día, a todo tipo de actividades, desde los viajes hasta los descansos en el trabajo o la facultad.
El candidato perfecto conoce su programa a la perfección y es capaz de dar sus conferencias sin que parezca que está leyendo un documento que un desconocido acaba de entregarle. Esto se extiende a los debates, donde debe expresarse con claridad e incisión.