Antes de proceder a determinar el significado del término que nos ocupa, debemos conocer el origen etimológico del mismo. En concreto, podemos establecer que deriva del latín, concretamente de la palabra “cenaculum”, que puede traducirse como “comedor”.
La idea de cenáculo alude al sitio donde se desarrolló la última cena que compartieron Jesucristo y sus discípulos. Se trata de un espacio que se encuentra en la ciudad de Jerusalén, donde los apóstoles continuaron reuniéndose tras la resurrección de Cristo según las creencias cristianas.
En la época de Jesucristo, el cenáculo en cuestión era una construcción de dos plantas, propiedad de uno de sus amigos. La planta baja era destinada a la oración, mientras que en la planta superior se comía.
Dicho cenáculo se transformó en un importante punto de encuentro para los cristianos. Con el tiempo se construyó una iglesia en el lugar, también con dos plantas. El sector inferior, conocido como “tumba de David”, es un sitio de veneración para cristianos, musulmanes y judíos. La sala de la planta alta se conoce específicamente como Cenáculo.
Otros datos interesantes sobre este cenáculo son los siguientes:
-Se considera que esa estancia formaba parte de una casa que pertenecía a un amigo de Jesús.
-También responde al nombre de aposento alto.
-Varios son las pinturas que, a lo largo de los siglos, han intentado representar ese cenáculo que acogió la última cena de Jesús. No obstante, quizás una de las más conocidas sea la titulada “La última cena”. Es de tipo mural y fue realizada entre los años 1495 y 1498 por el gran artista Leonardo Da Vinci. Se trata de una pintura que está declarada Patrimonio de la Humanidad y en la actualidad se encuentra en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie, en Milán. Mide unos 880 centímetros de ancho y unos 460 centímetros de alto.
-En la actualidad en el mencionado cenáculo se encuentra prohibido lo que es el culto musulmán. Es más, las autoridades de Israel han pasado a declararlo sinagoga de la tumba de David.
Más allá del lugar concreto donde se desarrolló la última cena de Jesucristo, en tiempos de los romanos se llamaba cenáculo a la habitación de una vivienda donde la familia se reunía para comer. El cenáculo, en este sentido, era un comedor informal, ubicado por lo general en la planta alta. En ocasiones también se utilizaba como alojamiento de esclavos. En la planta baja, en cambio, se recibían a las visitas y se desarrollaban distintas reuniones, incluyendo comidas formales.
La segunda acepción del concepto que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) hace referencia a una reunión de la cual participan pocos individuos, que se juntan por motivos profesionales, ideológicos o de otro tipo. Por ejemplo: “No tengo intención de caerle bien a los miembros del cenáculo”, “Algún día las investigaciones del cenáculo saldrán a la luz”, “El cenáculo que gobierna a este país nunca pensará en la gente”.
Además de todo lo expuesto, podemos subrayar que dentro del ámbito de la literatura se ha utilizado en más de una ocasión el término que nos ocupa para titular las diferentes obras. Un ejemplo de estas es “El cenáculo de la sangre”, escrita por Jesús Paguillo Palacios