El vocablo latino caeremonia llegó al castellano como ceremonia. Se trata de la acción que se lleva a cabo de acuerdo a una costumbre, un reglamento o una norma, con el objetivo de rendir tributo o manifestar respeto o adhesión a algo o alguien.
Una ceremonia puede vincularse a un ritual o un rito que se basa en la tradición. El acto en cuestión requiere el cumplimiento de diversos pasos formales que le confieren solemnidad.
Por ejemplo: «La ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos fue seguida por millones de personas a través de la televisión e Internet», «Después de la ceremonia religiosa, la pareja ofrecerá a una cena a sus amigos y familiares en un exclusivo restaurante de la zona céntrica», «Durante la ceremonia de despedida se vieron numerosas muestras de dolor».
El ser humano realiza ceremonias desde hace miles de años. En sus orígenes las ceremonias estaban vinculadas a la comunicación con los dioses: se realizaban sacrificios, se entregaban ofrendas, etc. El surgimiento de las religiones como instituciones formalizó este tipo de acciones y así surgieron los sacramentos y las liturgias.
Más allá de la religión, existen otros tipos de ceremonias. El matrimonio civil, por citar un caso, consiste de una ceremonia que dirige una autoridad estatal y que exige a los integrantes de la pareja cumplir con ciertos requisitos (como expresar su consentimiento a la unión y firmar un acta).
La celebración de un cumpleaños, la inauguración de una obra pública, la conmemoración de un aniversario y el festejo de una graduación son otros eventos que implican el desarrollo de ceremonias.
Organizar una ceremonia no es tarea fácil, especialmente cuando el volumen del evento es considerable y tiene carácter comercial o no puede repetirse si el resultado no es el deseado. Entre todos los ejemplos mencionados en los párrafos anteriores es probable que la boda sea el tipo de ceremonia que se celebra con mayor frecuencia en todo el mundo, y los preparativos pueden ser realmente agotadores.
El primer punto que nos viene a la mente cuando pensamos en una ceremonia de boda es la cantidad de invitados; no sólo es necesario contactar con decenas de personas con las que muchas veces llevamos años sin hablar, sino que debemos agruparlas en las mesas de forma tal que puedan pasar una noche agradable y conversar con sus compañeros.
Cada ceremonia puede ser diferente ya que en sus características se conjugan cuestiones culturales, preferencias personales y los rasgos propios de la época en la que se celebran. En este contexto entra, por ejemplo, la música: las bodas suelen incluir un repertorio musical escogido meticulosamente por los novios y esto debe cubrir tanto las canciones que se ejecutan en el momento del oficio (ya sea en un templo religioso o en un edificio de gobierno, entre otras posibilidades) como en la recepción que suele venir después.
Si la ceremonia tendrá como invitados a personas de varias nacionalidades, que hablan diferentes idiomas, entonces se vuelve necesario planificar cada paso tomando en cuenta que la comunicación será más complicada y que cualquier error podría resultar en que algunas personas se sientan ignoradas e incómodas. Por esta razón, para evitar problemas, lo primero es imprimir las invitaciones en todos los idiomas necesarios.
Llegado el momento de la ceremonia, los invitados internacionales necesitarán personal políglota o al menos de su mismo país de origen para guiarlos y asistirlos ante cualquier duda. La comida es otro de los aspectos que se relacionan en parte con la procedencia de los comensales, ya que por cuestiones culturales o religiosos no todos podrán comer lo mismo, y esto repercute no sólo en el menú sino en la elección de los proveedores y cocineros.