Con origen etimológico en el vocablo latino collaterālis, colateral es un adjetivo que alude a aquello que se encuentra o se produce junto a lo principal. La noción también hace referencia a algo que se concreta de manera indirecta.
En el ámbito de la medicina se llama efecto colateral a la consecuencia negativa que se produce al ingerir un medicamento. Se trata de una reacción adversa en el organismo, que no es buscada y resulta nociva. Supongamos que un médico le indica a un paciente que debe tomar pastillas para reducir el colesterol. Este fármaco, sin embargo, le provoca un aumento de la tensión arterial como efecto colateral. El médico deberá analizar cuál es la dosis más conveniente para que la consecuencia negativa no supere los beneficios terapéuticos.
En el ejemplo anterior se puede apreciar que el concepto de efecto colateral tiene un matiz que lo vuelve relativamente «aceptable», siempre que no supere ciertos límites. Si bien por lo general estas consecuencias son negativas, priman los beneficios que puedan ofrecer los tratamientos, y por esta razón los profesionales de la salud los consideran «un mal necesario».
Los ejércitos, por otra parte, hablan de daño colateral para nombrar a un perjuicio que se produce accidentalmente o de forma no intencional en el marco de una operación militar. La noción es un eufemismo que suele usarse para enmascarar la muerte de civiles y la destrucción de viviendas y de infraestructura de uso público.
Si las fuerzas armadas de un país bombardean un enclave terrorista, pero en ese ataque también destruyen una escuela, las autoridades aludirán a un daño colateral. Lo mismo harán si, al avanzar sobre un territorio en disputa, matan a soldados enemigos, pero también a niños que viven en la zona.
Lamentablemente, situaciones como ésta suceden en casi todos los enfrentamientos bélicos, y los gobiernos justifican las muertes de los inocentes con una aparente falta de tacto que resulta muy preocupante. Si partimos de la base de que ninguna muerte se justifica, ni siquiera la de un soldado, ya que las diferencias entre los países deberían resolverse mediante el uso de la palabra, pensar en que un civil ajeno a todas las cuestiones políticas se convierta en una víctima es aún más grave.
En el mundo del cine, Daño colateral es el título de una película protagonizada por Arnold Schwarzenegger, Elias Koteas y Francesca Neri, entre otros actores, dirigida por Andrew Davis y escrita por David Griffiths y Ronald Roose. Se estrenó en el año 2002 y trata acerca de la búsqueda de justicia por parte de un bombero de Los Ángeles que ha perdido a su hijo y a su esposa a causa de un ataque guerrillero, para lo cual viaja a Colombia y se enfrenta a sus asesinos.
En el lenguaje coloquial, la idea de daño colateral se emplea para nombrar a cualquier consecuencia no deseada o buscada. Por ejemplo: “El despido del entrenador fue un daño colateral de la pelea entre el capitán del equipo y el presidente del club”, “La violencia machista deja huérfanos a miles de niños como daño colateral”, “La evacuación forzada de las treinta familias es un daño colateral de la construcción de la represa”.
Como ocurre con muchas otras expresiones de nuestro idioma, es posible usar «daño colateral» o «efecto colateral» para calificar cualquier situación indeseada que tiene lugar como consecuencia de otra, generalmente también negativa. Es importante recordar que los términos técnicos suelen construirse con palabras comunes, que en el habla cotidiana se usan sin los mismos significados; por ejemplo, «ataque de pánico» tiene una definición médica que no siempre se respeta en una conversación informal.