Un constructo es una construcción teórica que se desarrolla para resolver un cierto problema científico. Para la epistemología, se trata de un objeto conceptual o ideal que implica una clase de equivalencia con procesos cerebrales.
El constructo está más allá del proceso mental concreto que se conoce como ideación y del proceso físico y social que implica la comunicación. Por eso algunas ciencias, como la matemática, consideran a los constructos como objetos autónomos, aún cuando no tengan existencia real.
Constructo en la psicología
Para la psicología, un constructo es una categoría descriptiva bipolar que permite a cada individuo organizar las experiencias y los datos de la realidad. El constructo puede entenderse como una entidad hipotética que resulta difícil de definir en el marco de una teoría científica.
El constructo psicológico, por lo tanto, es una etiqueta verbal que discrimina entre elementos de acuerdo a la característica que abstrae (frío/caliente, bueno/malo, nuevo/viejo, etc.).
El trabajo de Kelly
El psicólogo norteamericano George A. Kelly, que vivió entre los años 1905 y 1967, desarrolló la teoría de los constructos personales (generalmente abreviada como TCP), la cual se apoya en el alternativismo constructivo, postulado filosófico de acuerdo con el cual cada uno atribuye un significado a cada experiencia como resultado de una construcción personal.
Kelly sostenía que la realidad está sujeta a diversas construcciones personales, y que entre ellas hay algunas de provecho y otras negativas. Todo esto se engloba en un gran proceso que consiste en construir y reconstruir sucesivamente, y se relaciona con lo que el psicólogo llamaba el ciclo de la experiencia, un proceso sin fin cuyos resultados están directamente ligados a la salud mental de las personas, y que consta de los siguientes pasos:
* anticiparse a la experiencia;
* implicarse en el resultado;
* encontrarse con el evento;
* validar o invalidar lo anticipado;
* revisar constructivamente el sistema.
Otro de los conceptos que Kelly desarrolló se denomina constricción del sistema de constructos, un fenómeno que tiene lugar cuando un individuo reduce la percepción de sí mismo para minimizar aparentes incompatibilidades. En otras palabras, no quiere vivir nuevas experiencias, porque teme que lo invaliden. Esto ocurre comúnmente en casos de agorafobia y depresión.
Tipos de constructo
De acuerdo con la teoría de Kelly, es posible distinguir entre los siguientes tipos de constructo:
* nuclear: gobierna los procesos mediante los cuales se mantiene la identidad. Puede decirse que en él se incluyen las creencias más profundas, las que dan sentido al individuo y que, por lo tanto, no se pueden modificar con facilidad;
* periférico: deriva del tipo anterior de constructo, aunque goza de mayor flexibilidad, por lo cual es fácil modificarlo;
* laxo: el que lleva a predicciones variables sin poner en riesgo a la persona y puede darse en individuos muy flexibles o creativos, o bien en pacientes de esquizofrenia;
* preverbal: se usa incluso si no tiene una etiqueta verbal, y se encuentra principalmente en trastornos de tipo psicosomático;
* rígido: lleva a predicciones invariables, como puede ser el caso de una generalización («todas las mujeres quieren ser madres»). Es propio de individuos con ideas bien claras, aunque también se da en casos de obsesión;
* subordinado y supraordenado: la persona establece una jerarquía para cada constructo, y ubicando los subordinados debajo de los supraordenados. Un ejemplo puede ser el constructo «caro / barato» como subordinado de «malo / bueno», entendido como una relación entre «caro» y «malo», y «barato» y «bueno».
Se conoce como constructo social, por otra parte, a la entidad que surge en un sistema construido por los integrantes de una sociedad. Los integrantes de dicho constructo se comportan como si esta entidad existiera, respetando ciertas reglas convencionales. El constructivismo social es la corriente de pensamiento que analiza los constructos sociales.
Estado constructo, por otra parte, es la forma que adopta un adjetivo o un sustantivo en diversas lenguas semíticas, como el hebreo o el árabe.