La noción de conventillo hace referencia a la construcción que alberga numerosas viviendas de pequeñas dimensiones y que tiene ciertos espacios en común, como corredores y patios.
Por ejemplo: «El cantante se crió en un conventillo de Montevideo», «Un incendio en un conventillo dejó como saldo tres fallecidos y ocho heridos», «El barrio creció a comienzos del siglo XX por la instalación de numerosos conventillos».
Es importante conocer que no en todos los países se les denomina conventillos. Así, por ejemplo, en México se les da en llamar vecindades y en España se les da en llamar corralas. En grandes ciudades españolas, como sería el caso de Madrid, es frecuente encontrar todavía corralas en el centro histórico. Y esas se han convertido en uno de los encantos turísticos de la mencionada zona.
Tanto en los barrios de Lavapiés como de La Latina de la capital española se encuentran viviendas antiguas de ese tipo que, en la actualidad, están siendo reformadas para continuar ejerciendo como casas o rehabilitándose para darle forma a museos y centros culturales de distinta tipología.
En un conventillo, cada cuarto o habitación del edificio se convierte en vivienda de una familia diferente. Por lo general estos cuartos se disponen alrededor de un patio central, que funciona como distribuidor. En ocasiones, los baños, al igual que el patio y los corredores, son compartidos por todos los habitantes.
Entre los aspectos positivos de vivir en conventillos está el que todos los vecinos se conocen y que, por regla general, suelen conformar una pequeña familia. No obstante, hay que tener en cuenta también que, en contra, está el hecho de que se carece de intimidad y privacidad así como el que hay que compartir instalaciones comunes, lo que puede acarrear ciertos enfrentamientos por el uso que se haga de esas.
Los conventillos eran muy frecuentes en varias naciones sudamericanas a principios del siglo XX. Los inmigrantes europeos que llegaban con escasos recursos económicos solían alquilar piezas en los conventillos, que generalmente contaban con condiciones sanitarias y edilicias bastante precarias.
En estos conventillos, de este modo, convivían personas de distintas nacionalidades, que incluso podían hablar diferentes idiomas: españoles, italianos, etc. El Conventillo Mediomundo de Montevideo (Uruguay) y el Conventillo de la Paloma de Buenos Aires (Argentina) son dos de los conventillos históricos más conocidos.
Los conventillos han inspirado a multitud de artistas. Así, por ejemplo, a nivel teatral podemos destacar la obra «El conventillo de la Paloma», que es un sainete de un acto y tres cuadros. Alberto Vacarezza es el autor argentino del citado sainete, que se estrenó en el año 1929 y que toma como protagonista a Paloma. Esta es una mujer que vive en un conventillo y que tiene enamorados a todos los vecinos del mismo.
La idea de conventillo, por otra parte, se emplea para nombrar al lugar que se caracteriza por la falta de privacidad o por el cotilleo (la difusión de chismes). Alguien, en este marco, puede afirmar que renunció a su empleo ya que la empresa donde trabajaba era un conventillo.