Cuestión es una palabra cuyo antecedente etimológico se encuentra en el latín quaestio. Se trata de un término que tiene varios usos de acuerdo al contexto.
Una cuestión puede ser un asunto, una asignatura o algo que está en discusión. Las cuestiones pueden entenderse como temas que son motivo de debate o de análisis. Por ejemplo: “El gobierno aún no ha solucionado la cuestión de la seguridad”, “Primero vamos a resolver el caso de López y después trataremos la cuestión de Solanas, ¿estás de acuerdo?”, “La cuestión con tu madre me preocupa”.
Otro significado del concepto de cuestión está vinculado a un conflicto o inconveniente que debe resolverse. En este sentido, hay situaciones donde la idea de cuestión aparece asociada a una pelea o altercado: “Los jugadores de ambos equipos tienen cuestiones pendientes desde el último partido”, “Como gerente de la empresa, no puedo aceptar que haya una cuestión en medio de dos empleados que deben trabajar en conjunto”, “La cuestión no pasó a mayores y todo se resolvió con algunos gritos”.
Una pregunta o inquietud también puede definirse como cuestión: “Hay una cuestión que sigue sin respuesta entre nosotros”, “¡Estoy cansada de tus cuestiones! Deberías confiar más en mí”, “Respondí sus cuestiones con claridad”.
La cuestión en la filosofía
Para la filosofía, una cuestión es un debate que gira en torno a alguna materia en la que los pensadores no logran ponerse de acuerdo. Así puede hablarse de la cuestión de los universales, que es la discusión vinculada a cómo las ideas y el conocimiento se relacionan con la realidad.
En primer lugar, es necesario definir el término universal. Según Platón, Aristóteles lo definía como «un uno que se dice de muchos»; en otras palabras, se trata de un término que puede predicarse de varios sujetos. Los universales sirven de referencia a predicados como «rojo», «alto» o «amigo» y su existencia busca justificar la forma en la que hablamos de los individuos; de este modo, podemos decir que la sangre es roja, y que también lo son algunas flores e incluso el cielo en ciertos momentos del día.
Los universales son independientes de los individuos y pueden estar en muchos a la vez y la cuestión que los tiene como protagonistas gira en torno a no saber qué forma de existencia poseen. Si bien se trata de un problema en apariencia técnico, repercute considerablemente en más de un campo filosófico (como ser la ontología, la epistemología y la lógica) y diversas soluciones han sido propuestas a lo largo de la historia.
Soluciones al tema de los universales
Las posibles soluciones a la cuestión de los universales se encuentran resumidas en:
- Realismo trascendente: también llamado exagerado, propone la existencia de los universales como entidades independientes de los particulares (el término «río» es un universal, independiente del río Nilo, un particular), que no dependen de la mente humana ni de las cosas concretas para existir, sino que estas últimas participan de ellos.
- Realismo inmanente: también denominado moderado, apoya la existencia de los universales aunque en conjunto con las cosas individuales, como las esencias o las formas inscritas en estas últimas. Los dos personajes que más prominentemente representan este punto de vista son Santo Tomás y Aristóteles.
- Conceptualismo: en este caso, es la mente el espacio en el que los universales basan su existencia, y no las cosas concretas. Se los propone como entidades o conceptos que surgen partiendo de las cosas individuales. Entre los representantes más importantes de esta perspectiva se encuentra Pedro Abelardo.
- Nominalismo: los universales no son más que simples nombres que damos a las cosas por una cuestión de necesidad, por la comodidad de englobar un gran número de cosas en una palabra, en lugar de tener que referirnos a cada una de ellas por separado y de forma precisa. Las cosas individuales son lo único que existe.