El culteranismo es un estilo literario que nació en el territorio español a fines del siglo XVI y se expandió durante el siglo XVII, enmarcado en el movimiento barroco. Su nombre se debe al uso profuso de cultismos (términos cultos).
Características principales
Además de cultismos, el culteranismo suele incluir una gran cantidad de neologismos (nuevos giros idiomáticos) y presentar una sintaxis de gran complejidad. Otra de sus características más salientes es la utilización habitual de metáforas.
Los críticos literarios reconocen varios rasgos claves en el culteranismo. Las expresiones extensas, el uso del hipérbaton y de perífrasis y la intertextualidad son algunas de las particularidades de las obras que se encuadran en este grupo.
Por sus peculiaridades, los trabajos que forman parte de la órbita del culteranismo son difíciles de comprender. La complejidad del vocabulario, la sintaxis latinizante y las intrincadas metáforas demandan un gran esfuerzo al lector, quien además debe contar con el bagaje cultural necesario para captar el sentido.
Exponentes del culteranismo
El máximo símbolo del culteranismo es Luis de Góngora, autor cordobés nacido en 1561 y fallecido en 1627. De hecho, culteranismo suele emplearse como sinónimo de gongorismo, tal como se nombra al estilo que irrumpió a partir del trabajo poético de este escritor.
Góngora y otros literatos fueron forjando este estilo a partir de la búsqueda de una nueva estética, centrándose en la forma y en la técnica y no tanto en el contenido. Al culteranismo no le importaba el equilibrio propio del Renacimiento y rechazaba la simpleza del lenguaje.
Se advierte ya en el manierismo
Los primeros esbozos del culteranismo se pueden apreciar también en la obra de algunos poetas que pertenecieron al periodo y estilo conocido con el nombre de manierismo, el cual por convención se suele ubicar desde mediados hasta finales del siglo XVI, a modo de cierre del Renacimiento.
No es fácil caracterizar el manierismo, aunque por lo general se describe como una oposición al ideal de belleza del clasicismo y una complicación de los aspectos conceptuales y formales del arte, que anticiparon los excesos típicos del Barroco. Uno de los poetas identificados con este periodo fue Bernardo de Balbuena, nacido en el año 1562 en el antiguo Reino de Toledo.
También debemos mencionar a Luis Carrillo y Sotomayor, un poeta de la Córdoba española nacido en 1585. Fue uno de los representantes del tópico (o sea, del tema) del «hombre de armas y letras», muy frecuente a lo largo del Siglo de Oro español, estaba muy apasionado por la religión y lo obsesionaba el paso del tiempo.
En otros idiomas
Más allá del caso español, se desarrollaron experiencias similares al culteranismo en otros países, como ocurrió en el Reino Unido con el eufuismo y en Francia con el preciosismo.
Con respecto al eufuismo podemos decir que se caracterizó por su estilo considerablemente artificial y elaborado. El nombre se basó en el de dos obras de John Lyly de la segunda mitad del siglo XVI. Otro autor que siguió esta estética fue Robert Greene, quien también se dedicó al teatro, la prosa y el ensayo. Como dato curioso, William Shakespeare se opuso al eufuismo, pero en más de una ocasión lo tomó como referencia para sus obras.
El preciosismo, por su parte, fue un movimiento de carácter social y cultural de rasgos típicamente barrocos que existió en Francia antes del clasicismo y fue preparándole el terreno. Se encontraba ligado a la denominada poussée précieuse, una moda social que se caracterizó por la voluntad de elevar y refinar los gustos, los hábitos y los modales. Esta versión francesa del culteranismo, por así llamarla, se oponía a ciertas formas vulgares de la época.