Antes de entrar de lleno en el significado del término curación, se hace necesario descubrir el origen etimológico del mismo. En concreto, podemos exponer que deriva del latín, de “curatio”, que puede traducirse como “acción de sanar” y que es fruto de la suma de dos partes bien diferenciadas:
-El verbo “curare”, que es sinónimo de “cuidar”.
-El sufijo “-cion”, que se utiliza para indicar “acción y efecto”.
El concepto refiere al acto y el resultado de curar: lograr que una persona que estaba lesionada o enferma recupere su salud.
La curación, de este modo, es el proceso de restablecimiento de la salud. Para conseguir esta restauración del equilibrio orgánico, el paciente debe someterse a un tratamiento que puede desarrollarse de distintas formas de acuerdo al padecimiento o la dolencia en cuestión.
Una intervención quirúrgica, el suministro de fármacos y la aplicación de algún elemento terapéutico (venda, yeso, etc.) son algunas de las acciones que pueden llevarse a cabo para lograr una curación. Muchas veces se requiere la reparación y la regeneración o sustitución de los tejidos dañados.
Supongamos que un joven es víctima de un robo y sufre una lesión en su brazo: el ladrón le produce un corte con un arma blanca. El herido acude a un hospital, donde una enfermera se encarga de las primeras curaciones, que consisten en una limpieza de la herida y en la sutura para favorecer la posterior cicatrización. Una vez aplicados los puntos quirúrgicos, le coloca una venda. La curación continuará con un control de la herida, cambiándole la venda de manera periódica y limpiando la cicatriz para que no se infecte.
Es importante tener en cuenta que una curación puede trascender lo físico y centrarse en el aspecto psicológico. Un psicólogo o un psiquiatra, en este marco, puede lograr que un individuo resuelva una psicosis o una neurosis, logrando una existencia sin alteraciones patológicas.
No obstante, no solo se usa el término que nos ocupa dentro del ámbito de la salud sino también dentro del sector de la industria agroalimentaria. Así, por ejemplo, se emplea para hacer mención a lo que se conoce como proceso de curación del jamón.
En concreto, ese proceso transcurre desde que se produce el sacrificio del cerdo hasta que se obtiene el producto final, el jamón, y sale al mercado. No obstante, sobre todo, se refiere a esa etapa en la que la pieza se somete al salazón, en la que se voltea para que por ambos lados adquiera la sal, en la que se lava y se asienta así como en la que procede a acometerse el secado.
Exactamente el secado se lleva a cabo en un lugar, llamado secadero, donde existen unas condiciones específicas de humedad, luminosidad, ventilación y temperatura. De esta manera, es como se conseguirá obtener el mejor jamón. Y todo gracias a ese proceso de duración que lo habitual es que venga a durar entre dos y tres años.
