Los derechos de los niños son aquellos principios y normas que confieren protección a los menores de 18 años de edad, defendiendo y promoviendo sus intereses. Se trata de garantías irrenunciables e inalienables.
Antes de continuar es interesante analizar los términos que componen este concepto. Los derechos son las facultades o potestades de una persona para demandar lo que las leyes le otorgan a su favor y aquello que emana de la condición humana. Un niño, en tanto, es quien se encuentra atravesando la etapa de la niñez: es decir, el periodo que se inicia con el nacimiento y se extiende hasta la pubertad.
Historia de los derechos de los niños
La noción de derechos de los niños no tiene una gran antigüedad. Durante gran parte de la historia, se consideró que los hijos eran propiedad de sus padres; por eso, en situaciones de pobreza o frente al fallecimiento de sus progenitores, se veían forzados a trabajar.
En este marco, los niños podían convertirse en obreros o vendedores ambulantes, por ejemplo, mientras que había niñas que eran obligadas a prostituirse. Incluso eran frecuentes situaciones de chicas y chicos esclavizados.
Recién cuando se acercaba el final del siglo XIX comenzó a pensarse en los derechos de los niños. Un caso emblemático fue el de la estadounidense Mary Elle Wilson, quien era maltratada por su familia adoptiva: entre los 6 y los 8 años sufrió todo tipo de abusos y maltratos. Cuando una vecina de la familia presentó una denuncia, tomó conocimiento de los hechos la trabajadora social Etta Angell Wheeler. Ante la falta de amparo legal para los niños, Wheeler argumentó que Mary Ellen, como ser humano, formaba parte del reino animal, con lo cual se podía solicitar protección tal como se hacía con los animales en peligro y sometidos a castigos. A través de la gestión del diplomático Henry Bergh finalmente en 1874 se logró la liberación de la niña y, tras diversos pasos, terminó siendo adoptada por la propia Wheeler.
Esa conciencia naciente sobre la importancia de la protección contra el abuso infantil fue plasmada por el periodista y novelista francés Jules Vallès en «L`Enfant» (1881) y por la educadora y autora norteamericana Kate Douglas Wiggin en «Children»s Rights» (1892), entre otros escritores. Así se llegó, a fines de 1924, a la primera declaración de los derechos de los niños: la Declaración de Ginebra.
Dicho texto fue adoptado por la Sociedad de Naciones (que luego derivaría en la fundación de la Organización de las Naciones Unidas) y se lo considera como un antecedente de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959 y de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) de 1989. Ya en la Declaración de Ginebra aparecen nociones como el derecho a la alimentación y a ser protegidos de la explotación.
En esta evolución histórica no puede dejar de nombrarse la creación de UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) en 1946 ni la mención a los «cuidados especiales» a los niños y sus madres en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.
Necesidades especiales
Los derechos de los niños surgen a partir del entendimiento de que los menores de edad cuentan con necesidades especiales derivadas de su estado de desarrollo físico, intelectual y emocional. Por eso los chicos, así como disponen de los mismos derechos humanos que los adultos, tiene otros adicionales. Es importante indicar que los niños son los titulares de sus propios derechos.
Estos derechos se vinculan al imperativo de promover el desarrollo saludable y el bienestar de los niños. Se debe considerar que todas las personas, al momento de nacer, son totalmente dependientes. Con el paso de los años se logra una independencia progresiva que recién se consigue por completo en la adultez.
En ese proceso, las familias en primera instancia y también el Estado deben velar los intereses de los niños. Sin la protección especial de los derechos particulares de esta etapa de la vida, el desarrollo infantil es deficiente, con lo cual se perjudica incluso el futuro de la sociedad en su conjunto.
El derecho a la educación, la protección contra la discriminación, el acceso al agua potable y saneamiento y el apoyo a la crianza positiva son algunos de los pilares para el crecimiento infantil en buenas condiciones. Las políticas de infancia y adolescencia, asimismo, deben combatir el trabajo infantil, la trata de niños y otras problemáticas de gravedad.
Ejemplos de derechos de los niños
Si bien todos los derechos de los niños son importantes y necesarios para su desarrollo y bienestar, se pueden distinguir algunos a modo de ejemplo por su evidente relevancia.
El derecho a la vida, por supuesto, es fundamental. Se entiende que todos los niños y las niñas disponen de un «derecho intrínseco» a la vida, con lo cual las autoridades deben velar por su supervivencia.
El derecho a la alimentación (contemplando las necesidades de la nutrición infantil), el derecho a salud (promoviendo la prevención de enfermedades en la infancia y garantizando el acceso a medicamentos esenciales) y el derecho a una vivienda digna también son claves ya que se asocian de forma directa a las condiciones de vida. Otras garantías elementales son el derecho a la identidad, el derecho al juego y el derecho a un medio ambiente saludable.
La libertad de expresión del niño, la protección contra prácticas culturales nocivas y la prevención del bullying y ciberacoso son otros aspectos que deben tenerse en cuenta desde el Estado para proteger a los niños.