Del latín desidium, deseo es la acción y efecto de desear (anhelar, sentir apetencia, aspirar a algo). El concepto permite nombrar al movimiento afectivo o impulso hacia algo que se apetece.
Por ejemplo: “Deseo que termine la jornada laboral lo más pronto posible para volver a mi casa y poder continuar con mis proyectos personales”, “La verdad es que estoy bastante cansado y deseo tomarme unas vacaciones”, “Es tu cumpleaños, tienes que pedir tres deseos”, “Mi mayor deseo es viajar por el mundo”, “La pareja siempre debe mantener vivo el deseo”.
Qué es el deseo
El deseo, por lo tanto, es el anhelo de cumplir una voluntad o saciar un gusto. Es posible desear objetos materiales (una casa, un automóvil), situaciones (vacaciones, un reencuentro familiar) o incluso a otras personas (el deseo sexual).
Las motivaciones del deseo pueden ser muy variadas. En ocasiones, el deseo surge por el recuerdo de vivencias pasadas que resultaron placenteras. Ese es el caso de alguien que desea comer un determinado plato que sabe que le gusta o que quiere volver a visitar un lugar donde vivió buenos momentos. Cuando el anhelo por una situación del pasado se torna muy intenso y genera tristeza se habla de nostalgia.
En otros casos, el deseo es motivado por una potencialidad que se le confiere a aquello que se desea: una persona ve una publicidad sobre un nuevo televisor 3D y desea comprarlo ya que cree que el dispositivo puede proporcionarle entretenimiento y momentos agradables.
Motor de la conducta
El deseo forma parte de la naturaleza humana y es uno de los motores que impulsan su conducta. El hombre que desea algo se convierte en un sujeto activo que lleva adelante diversas acciones para satisfacer sus anhelos.
Todo emprendimiento parte de un deseo, por lo general relacionado con la autosuperación. Cuando se anhela algo al punto de creer que representa el único camino para alcanzar la felicidad, los seres vivos somos capaces de hacer cuanto sea necesario para obtenerlo. En este sentido, el concepto de deseo está íntimamente ligado al de sueño, ya que se trata de un estado complejo que se encuentra al final de una serie de esfuerzos y de una gran entrega.
Los deseos no siempre apuntan a situaciones que tengan como protagonista a quien los siente; por ejemplo, se cuando alguien espera que otra persona obtenga resultados satisfactorios de un emprendimiento, puede decirle «te deseo mucho éxito» o «te deseo lo mejor», entre otras muchas posibles frases de aliento y buenos augurios. Los seres humanos solemos expresar asimismo deseos de felicidad ajena a nuestros amigos y familiares, tanto en situaciones puntuales como de manera espontánea y constante.
Deseo navideño y de cumpleaños
El término deseo está fuertemente ligado a los festejos navideños, a los cumpleaños y al paso de un año a otro. Tradicionalmente, se hace creer a los niños que Santa Claus (también conocido como Papá Noel o San Nicolás) visita sus casas todos los 25 de diciembre para llevarles regalos y se les indica que le redacten una carta con sus obsequios más anhelados. En vísperas de Navidad y el mismo día de la fiesta se suelen emplear saludos que incluyen alguna palabra de la familia de «deseo» («Te deseamos una muy feliz Navidad», «Espero que se cumplan todos tus deseos»).
El festejo del cumpleaños, por su parte, incluye para muchos la preparación de una torta sobre la cual se colocan velas que representen la edad del homenajeado (ya sea una por cada año o velas con forma de números, entre otras posibilidades). Se acostumbra apagar o atenuar las luces del salón en el cual se realice la reunión, e indicar a alguien que entre con el pastel para que el protagonista apague las velas, luego de haber formulado un deseo mentalmente.