Para poder conocer el significado del término desertificación se hace necesario, en primer lugar, descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos exponer que procede del latín y que es fruto de la suma de varias partes:
-El prefijo «de-«, que indica «de arriba hacia abajo».
-El verbo «serere», que es sinónimo de «entrelazar».
-El verbo «facere», que significa «hacer».
-El sufijo «-cion», que se usa para indicar «acción y efecto».
Desertificación es el proceso y el resultado de desertificar. Este verbo, por su parte, refiere a la transformación de un terreno fértil en un desierto.
Dicho de otro modo, la desertificación supone que una tierra que permitía una producción abundante se convierte, por diversos factores, en un lugar árido, de vegetación escasa o nula. Se trata, por lo tanto, de un problema ecológico.
La desertificación implica la degradación del suelo fértil, que va perdiendo su capacidad productiva. Este proceso puede deberse a la erosión, la deforestación, la sobreirrigación o la sobreexplotación de un acuífero, por ejemplo.
El responsable de la desertificación suele ser el hombre. Cuando en un determinado terreno se cultiva sin control, se desarrolla un pastoreo desmedido o se deforesta, es probable que comience a desarrollarse la desertificación. Con el tiempo, esta situación puede provocar problemas para la obtención de alimentos, ya que los suelos dejan de ser aptos para el cultivo.
De la misma manera, podemos establecer que existen otras causas de la desertificación. Así, por ejemplo, entre esas se encuentra una mala utilización del agua y del suelo. Con esto nos referimos a que se lleve a cabo el regado de tierras empleando lo que son aguas que tienen sales. Esa acción traerá consigo que el suelo vaya salinizándose al tiempo que la vegetación no crecerá y se favorecerá enormemente la erosión de aquel.
Los incendios forestales y la tala masiva de árboles son, de igual modo, otras causas de la desertificación. Así, por ejemplo, la segunda trae consigo que se deteriore por completo lo que es la cubierta que se encarga de proteger el medio natural.
Muchas veces la desertificación es una consecuencia del incremento de la población. A medida que crece la cantidad de habitantes, se registra una tendencia a una explotación intensiva del suelo para satisfacer las necesidades alimenticias. Esto deriva en el agotamiento del terreno y su posterior desertificación: ante la falta de cubierta vegetal, la erosión producida por el viento y el agua avanza con mayor rapidez.
Además de esas consecuencias de la desertificación no podemos olvidar otras también importantes como son la pobreza rural entre la población que se dedica a labores relacionadas con la agricultura y la ganadería e incluso la migración. Esta tiene lugar cuando las tierras apenas producen y las personas, especialmente los más jóvenes, se marchan fuera para encontrar un futuro mejor.
De acuerdo al nivel de la caída de la producción agrícola, la desertificación puede calificarse de distintos modos. La más grave es la desertificación muy severa, cuando la producción cae más del 50% y se desarrollan montículos áridos y secos en el terreno.