La deuda pública es el conjunto de deudas que mantiene un Estado frente a otro país o particulares. Se trata de un mecanismo para obtener recursos financieros a través de la emisión de títulos de valores.
Del latín debĭta, deuda es la obligación que un sujeto tiene de reintegrar, satisfacer o pagar, especialmente dinero. Público, por otra parte, es un adjetivo que refiere a aquello perteneciente a toda la sociedad o que es común del pueblo.
El Estado, por lo tanto, contrae deuda pública para solucionar problemas de liquidez (cuando el dinero en caja no resulta suficiente para afrontar los pagos inmediatos) o para financiar proyectos a medio o largo plazo.
Cómo se contrae deuda pública
La deuda pública puede ser contraída por la administración municipal, provincial o nacional. Al emitir títulos de valores y colocarlos en los mercados nacionales o extranjeros, el Estado promete un futuro pago con intereses según los plazos estipulados por el bono.
La emisión de deuda pública, al igual que la creación de dinero y los impuestos, son medios que tiene el Estado para financiar sus actividades. La deuda pública, de todos modos, también puede utilizarse como un instrumento de la política económica, de acuerdo a la estrategia escogida por las autoridades.
Clasificación según el tipo
Tendríamos que hablar, por un lado, de tres tipos diferentes de deuda pública, aunque es cierto que hay diversas clasificaciones. Así, aquellos son los siguientes:
- A corto plazo. Dentro de esta categoría se encuentran las letras del tesoro y se identifica por el hecho de que tiene un plazo de vencimiento que no supera el año.
- A medio plazo. Los bonos del Estado son, por su parte, los máximos exponentes de esta clase de deuda pública que se suele utilizar para hacer frente a lo que serían los gastos ordinarios que tiene aquel.
- A largo plazo. Como su propio nombre indica, este tipo de deuda tiene una duración muy larga, que se fijará convenientemente, y que puede incluso llegar a ser perpetua. En su caso, se recurre a aquel para hacer frente a lo que serían gastos extraordinarios o para situaciones especiales.
De todos modos, es posible clasificar la deuda pública de distintas maneras. La deuda pública real es aquella compuesta por los títulos que pueden ser adquiridos por los particulares, los bancos privados y el sector exterior. La deuda pública ficticia, en cambio, es la emisión destinada al Banco Central del país, que es un organismo de la misma administración pública.
De la misma manera, tampoco podemos olvidar que otra de las clasificaciones más importantes que existen en torno a la deuda pública es la que la diferencia en dos grandes grupos: interna y externa. La primera, como indica su denominación, sólo hace referencia al país en cuestión y es la que adquieren los nacionales del mismo.
La segunda, la deuda pública externa, es la que se suscribe por parte de los extranjeros y afecta, por tanto, no sólo a la economía nacional sino también a la de aquellos. Esto supone, además, que traiga consigo un importante número de beneficios en cuanto a amortización u ahorro nacional.