Se denomina disposición al acto y resultado de disponer: determinar, ordenar o preparar algo. Con raíz etimológica en el latín dispositio, disposición puede emplearse de distintas maneras y en diversos contextos.
Por ejemplo: “El secretario de Producción puso su renuncia a disposición del alcalde”, “Una nueva disposición del municipio prohíbe a los comerciantes entregar bolsas de plástico”, “No me gusta la disposición de los muebles, mejor busquemos otras alternativas”.
La disposición como organización
Cuando hablamos de la disposición de ciertos objetos materiales dentro de un espacio físico nos referimos al modo en el cual han sido ubicados en conjunto, más allá de la posición específica de cada uno. En el ejemplo anterior, el emisor no está contento con el resultado general de la colocación de los muebles en la habitación, algo que en algunos contextos podría ser mencionado simplemente como «la decoración«.
La disposición puede ser la distribución o la organización de los componentes de algo. En este sentido, suele hablarse de la disposición de los ambientes de una casa (dos habitaciones en la planta baja y otra en la planta superior, por mencionar una posibilidad).
También podemos referirnos a la disposición de las palabras dentro de una oración, por ejemplo, si notamos que la ubicación de las diferentes partes en conjunto afectan el significado del mensaje.
Una norma o regla
Disposición suele emplearse como sinónimo de regla o norma. En este caso, las disposiciones son preceptos reglamentarios que establece una autoridad y que deben ser cumplidos según su alcance. La comisión directiva de un club, por citar un caso, puede instituir una disposición que prohíba a los socios que adeudan alguna cuota utilizar las instalaciones de la entidad.
Este uso del término disposición tiene lugar en el habla cotidiana, aunque si nos adentramos en el lenguaje técnico del derecho encontramos que su significado es mucho más preciso: se utiliza para hacer referencia a un enunciado lingüístico según haya sido articulado en un acto jurídico, el cual se suele plasmar por escrito. Es importante señalar que una disposición no siempre coincide con alguna parte del texto normativo, como puede ser un párrafo o un artículo.
Cada intérprete, o incluso uno mismo en varios momentos de su vida, puede extraer diversas normas de una misma disposición. Esto puede ocurrir porque por lo general las disposiciones admiten más de una interpretación o, en palabras del jurista y filósofo de origen austríaco Hans Kelsen, abre las puertas a un marco de posibles significados. Dicha potencial variedad a la hora de leer una disposición tiene lugar en especial cuando no se considera de forma aislada sino dentro del contexto del ordenamiento jurídico al que se encuentra vinculada.
Estar a disposición
La expresión “estar a disposición”, por otra parte, alude a encontrarse preparado para la realización de una acción o a estar listo para algo. Si un futbolista pide licencia por problemas familiares y tres días después comunica que ya se encuentra nuevamente a disposición del cuerpo técnico, quiere decir que el entrenador puede volver a convocarlo.
En un sentido similar, el dueño de un restaurante pone el libro de quejas a disposición de los clientes cuando deja el libro en cuestión al alcance de los comensales para que, si lo desean, expresen su malestar o realicen un reclamo.
Una manera formal de expresar esta idea es a través de la frase “quedo a su/vuestra entera disposición”, muy común en cartas formales. Si bien no se trata de una verdad absoluta, ya que el emisor probablemente no haría cualquier cosa que le pidiera su interlocutor, es una expresión de cortesía que demuestra la voluntad de satisfacer sus deseos, por lo general en el ámbito laboral o estudiantil (un empleado a su empleador o un estudiante a un profesor).