Elegible es un término que proviene del vocablo del latín tardío elegibĭlis. Se trata de un adjetivo que permite calificar a aquel o aquello que puede ser elegido.
Susceptible de ser elegido
Algo o alguien elegible, por lo tanto, es susceptible de elección. Esto quiere decir que se encuentra habilitado o disponible para una selección.
Por ejemplo: «Al obtener la ciudadanía estadounidense, el delantero ya es elegible para el seleccionado norteamericano», «El gobierno anunció que los ciudadanos elegibles para el reembolso del impuesto a las ganancias serán quienes no tengan ningún tipo de deuda con el fisco», «El condenado por el brutal crimen de la niña será elegible para obtener la libertad condicional a partir del año próximo».
En el primer ejemplo se habla de un jugador profesional de fútbol que gracias a haber accedido a una nueva ciudadanía, puede finalmente proponerse formar parte del equipo de su nueva nación. Esto es muy común en cualquier ámbito que exija una nacionalidad específica para obtener un beneficio. La segunda oración nos presenta un anuncio del gobierno en el cual se especifican las condiciones para recibir un reembolso.
Dicho de otra manera, las personas que cumplan los requisitos detallados por el gobierno serán las elegibles para dicho beneficio, serán las únicas que podrán ser elegidas para ello. Por último tenemos un caso que podría despertar controversia, porque se trata de un hombre que fue sentenciado a prisión por el asesinato de una menor de edad y que en poco tiempo tendrá derecho a la libertad condicional.
Capacidad legal
La idea de elegible suele emplearse para aludir al individuo que cuenta con capacidad legal para, en el marco de un proceso electoral, resultar elegido. A la condición de elegible se la conoce como elegibilidad, la cual se consigue al satisfacer ciertos requisitos o reunir diferentes condiciones que confieren la aptitud para ser escogido.
Una persona, por otra parte, puede resultar elegible para acceder a un beneficio o una ayuda. Tomemos el caso del programa Medicaid que el estado de Nueva York destina a niños y adolescentes. Son elegibles para este programa los menores de 19 años con residencia en dicho estado y de acuerdo a los ingresos brutos de su familia.
Un adulto, en tanto, puede ser elegible para un subsidio de desempleo cuando no tiene trabajo formal ni percibe ingresos por una actividad comercial o productiva. Si el beneficiario tiempo después encuentra empleo, inmediatamente deja de ser elegible para esta asistencia.
En todas las situaciones que hemos expuesto de ejemplo hasta el momento, y en particular en las que hablan de cuestiones legales, se puede apreciar que para ser elegible es necesario cumplir una serie de requisitos bien específicos. No se trata de un adjetivo subjetivo, que cada persona pueda adjudicar de acuerdo con su propio punto de vista, sino de uno objetivo, que se desprende de un proceso de validación igual para todos los sujetos.
No ser elegible
El mundo moderno nos abruma con un sinfín de tendencias, una forma de comunicarnos que resultaba impensable a finales del milenio anterior y un cambio cada vez más radical en las cuestiones morales, que nos llevan a tener que cuidar nuestras palabras más inocentes por miedo a herir a los demás. Como si todo esto no fuera suficientemente estresante, se suman las barreras económicas, sociales y tecnológicas que deciden si somos «elegibles», prácticamente para existir.
No es fácil aceptar que no reunimos los requisitos para un contrato de trabajo, o para un préstamo hipotecario. Pero en la actualidad no es necesario hablar de situaciones tan importantes para enfrentarnos a la elegibilidad, ya que aparece en casi todos los ámbitos, midiendo nuestros recursos a cada paso para hacernos sentir que «nunca hemos llegado», que siempre nos falta algo para estar al día.