Emoji es una palabra de origen japonés que, hace ya varios años, se ha adoptado a escala internacional para describir a cada icono o dibujo pequeño que aparece en redes sociales y en servicios de mensajería instantánea como recurso para simbolizar una reacción o emoción.
Si bien en el lenguaje popular este término se acepta y se emplea como sinónimo de emoticono, la teoría marca que entre ambos hay diferencias. Mientras que los emojis, dicen los expertos en el tema, están basados en caracteres Unicode que se visualizan como una imagen a color que refieren al estado, la conducta o el sentimiento de alguien, los emoticonos se crean combinando signos de puntuación para, por ejemplo, representar una cara sonriente, el rostro de alguien guiñando un ojo o una cara triste.
Tan presentes están estas creaciones artísticas en la vida cotidiana de millones de personas, se utilizan tanto a nivel masivo como código de comunicación que no requiere vocablos, que desde hace no mucho tiempo se resolvió exaltar su existencia celebrando, cada 17 de julio, el World Emoji Day (es decir, el Día Mundial del Emoji).
A la gran pantalla, esta herramienta visual llegó en 2017 por técnica de animación a través de computadora. «Emoji Movie» se tituló la película norteamericana que, a juzgar por la sumatoria de reseñas negativas, resultó ser una decepción para miles de espectadores y críticos.
Asimismo, en 2019 desde la Fundación del Español Urgente (entidad conocida como Fundéu BBVA) reconocieron a emoji y a emoticono como Palabras del Año.
Historia de los emojis
La historia de los emojis tiene al 1997 como año clave, ya que por ese entonces desembarcaron en los teléfonos móviles fabricados en Japón. Un antecedente de estas figuras o pictogramas fue el corazón que, dos temporadas antes, se incluyó como símbolo en el dispositivo buscapersonas (beeper) de la compañía Pocket Bell. También vale la pena señalar que en 1999 salieron a la luz los primeros emojis a color, unos diseños diminutos muy simples que estaban inspirados en el manga.
Para el pico de popularidad de los emojis, sin embargo, hubo que esperar hasta, aproximadamente, 2010, época para la cual ya estaban contemplados en diversos sistemas operativos.
Los fanáticos de estas creaciones artísticas aguardan con expectativa cada modernización del recurso. Al respecto es interesante mencionar que, con cierta frecuencia, un organismo conocido como Unicode Consortium va aprobando listados oficiales con actualizaciones de emojis.
Categorías y temáticas
En la actualidad existe una amplia variedad de categorías y temáticas de emojis, tal como se puede comprobar al observar las posibilidades disponibles en WhatsApp, Twitter e Instagram, por ejemplo.
Caras con diferentes expresiones; toda clase de objetos, alimentos y bebidas; disciplinas deportivas; elementos propios de la naturaleza, paisajes y rincones del mundo; figuras de animales; símbolos y banderas enriquecen al conjunto de estos íconos. Si hacemos foco en el grupo de viajes y lugares, por indicar una alternativa específica, descubriremos desde medios de transporte hasta una isla, un desierto, una playa y un amanecer.
Entre las novedades de los últimos tiempos aparecen los modificadores de tono de piel emoji pensados para abarcar al mayor número posible de sujetos en función de la procedencia y/o la raza de cada uno. Esta idea, al igual que la realización y divulgación del Emoji del Orgullo, puede entenderse como parte de las acciones que reflejen diversidad e inclusión en emojis.
Para permitir la expresión de emociones a distancia, los desarrolladores de este tipo de figuras pusieron al alcance de los usuarios rostros vinculados a la felicidad (con sonrisas o con lágrimas de alegría, por ejemplo), la tristeza, el enojo, el hartazgo, la decepción, el aburrimiento, etc.
El pulgar hacia arriba, en tanto, es el símbolo que se ha posicionado como sinónimo de «Me Gusta» y es la primera de las opciones que se visibiliza al querer generar una reacción en Facebook.
Utilizaciones prácticas de los emojis
Las utilizaciones prácticas de los emojis trascienden las comunicaciones informales de gente que se conecta con familiares, amigos, clientes, compañeros, jefes y hasta con desconocidos vía redes sociales o servicios de mensajería.
Se han fabricado, por ejemplo, toda clase de objetos emoji para decorar (hay, entre otros productos, sábanas, almohadones y cuadros con diseño de emoticón a color) y juguetes con apariencia de caritas amarillas. Prendas de indumentaria y hasta uñas femeninas también lucen esos afamados rostros.
Los emojis en la educación, por otra parte, han ido ganando terreno para captar la atención de las generaciones más jóvenes de estudiantes. Así, pues, hay desde contenidos pedagógicos ilustrados con estos dibujos hasta un sistema de calificación que profesores y maestros adoptaron para, valiéndose de caritas con distintas expresiones y símbolos varios, reflejar el desempeño de cada alumno/a.
También es frecuente comprobar el despliegue de emojis en marketing y publicidad dado que muchas empresas buscan llegar a un público joven, despertar empatía, transmitir una idea de cercanía con la audiencia y pretenden establecer un ida y vuelta a nivel comunicación. Contactar a un potencial consumidor a partir de una cara sonriente, por describir una posibilidad, predispone a una reacción positiva en el destinatario, minimizando el porcentaje de desinterés o rechazo inicial.