La primera acepción de enchufe que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere al acto y la consecuencia de enchufar (generar una conexión eléctrica al encajar dos piezas; combinar o ajustar dos elementos).
El uso del término puede resultar algo confuso, ya que puede aludir tanto a una clavija (la pieza que presenta varillas metálicas para introducir en la parte hembra o hembrilla y de este modo establecer la conexión) como al dispositivo que recibe a la clavija (llamado tomacorriente o toma de corriente en algunas regiones). Incluso la unión de ambos objetos se conoce como enchufe.
Cuando las varillas metálicas o pines de la clavija se introducen en los agujeros correspondientes del tomacorriente, se crea un circuito eléctrico. La conexión, por lo tanto, habilita la circulación de la corriente eléctrica. Si conectamos el enchufe de un televisor al tomacorriente, por citar un caso, podremos encender el aparato y utilizarlo.
La clavija o enchufe macho está formada por un material aislante, del cual sobresalen las varillas de metal. Habitualmente este enchufe constituye el extremo de un cable. El tomacorriente o enchufe hembra, por su parte, suele estar empotrado en la pared. Sus aberturas incluyen piezas metálicas que, cuando se introduce el enchufe macho, entran en contacto con las varillas de éste, posibilitando el paso de la corriente.
Cuando las varillas de metal del enchufe macho se extraen del tomacorriente, se interrumpe la circulación eléctrica, ya que se abre el circuito. Más allá de los enchufes, los mecanismos eléctricos cuentan con otras piezas que permiten gestionar el uso de la electricidad, como pulsadores e interruptores.
Como ha ocurrido con tantos otros conceptos en las últimas décadas, en la actualidad entendemos el término enchufe de una forma muy diferente que a mediados del siglo XX. Dado que nos encontramos en la era de los dispositivos móviles e inalámbricos, cada uno de los cuales puede llegar a requerir un tipo de cable y enchufe específicos para la carga de sus baterías, es normal que tengamos un amplio numero de enchufes en el hogar, muchos de los cuales no tienen el aspecto tradicional caracterizado por las clavijas.
La mayoría de los aparatos de la actualidad incluyen un puerto USB a través del cual es posible conectarlo a una fuente de energía eléctrica para cargarlos. Los teléfonos móviles son el ejemplo más común, pero esta opción se aplica a una gran variedad de dispositivos, como ser las tabletas, las cámaras fotográficas y las consolas portátiles. En todos los casos, el cable original suele incluir un adaptador con las clavijas adecuadas para enchufarlo directamente a un toma de corriente. Cabe señalar que el cable USB tiene la capacidad de transmitir datos y electricidad de forma simultánea, aunque cada versión (como ser la 2.0 y la 3.0) poseen especificaciones diferentes que debemos conocer antes de escoger una.
En el habla cotidiana, el término enchufe se suele usar para hacer referencia al cargo de trabajo que recibe una persona a causa de su relación con quien se lo otorga y no por sus méritos. Un «enchufado» o una «persona enchufada», en este contexto, suele ser mal vista por la sociedad, dado que ocupa un puesto que no se ha ganado con su esfuerzo y dedicación, o que ni siquiera está apto para desempeñar.
Enchufar a una persona no es legal, y en cada caso las autoridades persiguen a los responsables de diferentes maneras y con diferentes penas. El ámbito en el que este fenómeno se da con mayor frecuencia es el político, aunque puede ocurrir en cualquier empresa; por lo general, la cadena se forma entre amigos o familiares, que se van infiltrando en el plantel sin necesidad de atravesar un proceso de selección.