Enriquecimiento es el acto y el resultado de enriquecer: incrementar la riqueza (la abundancia de algo). El enriquecimiento, con distintas características, puede tener como protagonista a una persona o a algún tipo de producto.
Por ejemplo: “El enriquecimiento del empresario se inició en la década de 1970, cuando creó una máquina que revolucionó la industria del calzado”, “Siempre trato de consumir alimentos enriquecidos para fortalecer mis defensas”, “El diputado se encuentra procesado por enriquecimiento ilícito ya que no puede justificar su fortuna”.
La idea de enriquecimiento suele utilizarse respecto a la riqueza material (la acumulación de dinero, propiedades y otros bienes). En este proceso, un individuo se vuelve más rico gracias al éxito comercial o empresarial. Una mujer que inicia un emprendimiento productivo cuya facturación se multiplica por diez todos los años se va enriqueciendo: dicho enriquecimiento está vinculado a la buena marcha de su proyecto.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que también ese enriquecimiento material se puede producir gracias a la fortuna en juegos de azar. Es decir, gracias a la participación en loterías y sorteos de características similares.
Cuando alguien logra enriquecerse a expensas de otras personas o mediante una acción ilegal o injusta, se habla de enriquecimiento ilícito. En algunos países, el enriquecimiento ilícito es un delito penal que comete un funcionario público cuando no puede justificar cómo aumentó su patrimonio mientras se encontraba en funciones. Esto quiere decir que el sujeto investigado tiene que demostrar que adquirió sus bienes de manera lícita: de lo contrario, se concluye lo contrario. Si un senador gana 100.000 pesos por mes y de su declaración jurada se desprende que, en el último año, gastó un promedio de 300.000 pesos mensuales que le permitieron comprar dos automóviles y una casa, es probable que sea encontrado culpable por el enriquecimiento ilícito.
El enriquecimiento de un alimento, por otra parte, es un proceso que modifica las características de un producto para que aporte más beneficios a su consumidor. A la harina enriquecida, por citar un caso, se le añaden nutrientes (vitaminas, ácido fólico, hierro).
Además de todo lo indicado, no podemos pasar por alto que también existe lo que se conoce como enriquecimiento injusto. Este es un principio general que está recogido en el Derecho y que viene a establecer que se prohíbe que una persona pueda enriquecerse de forma injusta en perjuicio de otra.
Para que se produzca esa situación de enriquecimiento injusto, según el Tribunal Supremo de España, tiene que darse la circunstancia de que la persona que ha sido demandada haya disfrutado de una ventaja a nivel patrimonial. Asimismo, el demandante se ha tenido que empobrecer de forma correlativa a la anterior.
Otras condiciones que deben producirse para que tenga lugar el citado enriquecimiento son que no es imprescindible que el enriquecido lo haya hecho de mala fe, que no haya podido hacerse valer el citado derecho de otra forma o que no haya una norma que venga a exceptuar lo que es la aplicación del principio establecido.
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto que el enriquecimiento injusto cuenta con otra serie de señas de identidad tales como el carácter subsidiario, que es necesario un resultado injustificado o el actuar independiente, estableciéndose la diferencia entre lo que es la acción del enriquecimiento injusto o la acción indemnizatoria.