La etimología de estocástico nos lleva al vocablo griego stochastikós, que puede traducirse como “conjetural”. El término se usa para aludir a aquello vinculado al azar: es decir, a la casualidad.
Evolución aleatoria
En el terreno de la matemática, se conoce como estocástica a la teoría centrada en procesos que evolucionan de manera aleatoria en el tiempo. Un ejemplo habitual de proceso estocástico es una serie de lanzamientos de un dado.
Mientras que un sistema estocástico tiene un comportamiento intrínseco, lo opuesto es un sistema determinista, en el cual el azar no incide en cómo se desarrollan los estados futuros. Dicho de otro modo, en el sistema estocástico hay cuestiones aleatorias involucradas en los estados que se van sucediendo.
En lo estocástico, por lo tanto, hay una secuencia de eventos que se modifica a partir del paso del tiempo. Ese devenir incluye la intervención del azar, que supone la intromisión de la aleatoriedad. En la informática esto puede ser emulado para ofrecernos valores aparentemente aleatorios, algo muy útil en diferentes ámbitos para dotar de más naturalidad las creaciones digitales.
Retomando la teoría de la probabilidad que aparece el ámbito de las matemáticas, un proceso estocástico contempla la utilización de magnitudes aleatorias para la caracterización de una serie de variables cuya evolución depende de otra variable, que suele ser el tiempo. Estas variables aleatorias, que en ocasiones están correlacionadas entre sí, cuentan con su función propia de distribución de probabilidad.
Oscilador estocástico
En el contexto bursátil, por último, se habla de oscilador estocástico para nombrar a una variable que se establece según la posición de la cotización de una acción o de otro título respecto a su mínimo y a su máximo en un cierto periodo.
Este concepto también es importante para el analista con respecto a la decisión de comprar o vender las acciones que estudia: cuando su línea atraviesa su media móvil llega el momento en el cual puede percibir las señales relevantes con mayor claridad. Aquí tenemos más de una posibilidad:
* corte ascendente: cuando la línea exhibe este comportamiento, el analista sabe que debe comprar;
* corte descendente: de manera opuesta al caso anterior, ésta es la señal de venta.
Es importante señalar que tanto en el ascenso como el descenso, si luego del corte la línea se mantiene en la zona, el analista interpreta que la señal sigue siendo la misma. También están las zonas de sobrecompra y sobreventa, que tienen una gran relevancia. Su detección surge de cortar el gráfico a la mitad, donde se ubica la denominada «zona neutral». Luego, se trazan dos líneas más, que delimitan el 20 y el 80 por ciento. La zona de sobrecompra es la que observamos entre el 80 y el 100 por ciento, mientras que la otra está entre el 20 y 0 por ciento.
Prácticas seguras
El oscilador estocástico es una herramienta muy útil, que ha sido probada a lo largo de mucho tiempo por especialistas de todo el mundo en el ámbito bursátil. Sin embargo, no se trata de algo infalible o que por sí solo pueda llevarnos al éxito en la bolsa. Los analistas lo utilizan en combinación con sus conocimientos y diversas tácticas para tomar sus decisiones reduciendo los riesgos al mínimo.
Por ejemplo, antes de comprar o vender, suelen esperar al menos dos señales seguidas con la misma tendencia; si son tres, mejor aún. Otro aspecto que tienen en cuenta para reforzar sus decisiones es que el corte de la curva tenga lugar en las antes mencionadas zonas próximas a los extremos, la de sobrecompra y sobreventa. Por último, también la rotura de un soporte de trascendencia o una resistencia puede servir para decidirse si ocurre luego de la señal.