
El existencialismo reflexiona sobre la angustia ante la muerte.
El existencialismo es una corriente filosófica que persigue el conocimiento de la realidad a través de la experiencia inmediata de la propia existencia. De todas formas, no se ha desarrollado una teoría precisa o exacta que defina claramente este concepto.
Lo que está claro es que este movimiento de la filosofía destaca al ser humano individual como creador del significado de su vida. La temporalidad del sujeto, su existencia concreta en el mundo, es aquello que constituye al ser y no una supuesta esencia más abstracta.


Características del existencialismo
Los existencialistas no creen que el individuo sea una parte de un todo, sino que cada ser humano es una integridad libre por sí misma. La existencia propia de una persona es lo que define su esencia y no una condición humana general.
En otras palabras, el ser humano existe desde que es capaz de generar cualquier tipo de pensamiento. El pensamiento hace que la persona sea libre: sin libertad, no hay existencia.
Esta misma libertad que otorga poder de elección convierte al individuo en un ser responsable de sus actos. Hay, por lo tanto, una ética de la responsabilidad individual. La persona debe hacerse cargo de los actos que realiza en el ejercicio de su libertad.

Para el existencialismo sartreano, la conciencia (el ser-para-sí) determina al ser.
Su origen
Este término fue el resultado de un intenso trabajo filosófico desarrollado entre los siglos XIX y XX, en una búsqueda clara de la razón de la existencia a partir de la individualidad, las emociones, las acciones y la responsabilidad de cada individuo.
Se considera como padre del existencialismo al filósofo Søren ierkegaard (1813-1855). Este pensador danés determinó que cada individuo es quien, con autodeterminación, debe encontrarle un sentido a las condiciones de la existencia. Y agregó que la mayor responsabilidad del ser humano radica en desarrollar una vida auténtica y trascendental de forma pasional y sincera, pese a los mil obstáculos que puedan presentarse. Esa autenticidad supone la necesidad de una coherencia entre la conducta y los deseos en el proyecto existencial de cada uno.
De todas formas, el término no se acuñó hasta la década de 1940 y quienes lo hicieron fueron los franceses Jean-Paul Sartre (1905–1980) y Albert Camus (1913–1960), considerados hoy como los máximos exponentes del existencialismo.
Según lo explicó el propio Sartre, el existencialismo es una forma humana de entender la existencia. Posteriormente, se incluyó dentro de esta ideología a pensadores de épocas anteriores como Martin Heidegger, Friedrich Nietzsche o el propio Kierkegaard.

El existencialismo destaca la importancia de la libertad de voluntad.
Tipos de existencialismo
De acuerdo a sus características, esta corriente puede dividirse en diversas escuelas.
Entre las mismas podemos destacar el existencialismo teísta (reflexiona sobre la existencia de Dios y el espíritu), el existencialismo ateo (niega lo divino) y el existencialismo agnóstico (considera que la existencia de Dios es irrelevante para la existencia humana). En el existencialismo teísta, a su vez, aparecen el existencialismo cristiano y el existencialismo judío.
En el existencialismo teísta, que postula que el individuo debe elegir vincularse a Dios más allá de la moralidad y haciendo uso de su libertad individual, aparecen figuras como Karl Jaspers y Miguel de Unamuno, además de Kierkegaard.
Camus (con obras como «El extranjero», «La peste» y «El mito de Sísifo»), Sartre («La nausea», «El ser y la nada») y Simone de Beauvoir («El segundo sexo»), en tanto, están entre los referentes del existencialismo ateo. Para ellos, la búsqueda de significado prescinde de la esperanza de una salvación divina o metafísica. El ser humano, de acuerdo a esta visión, primero existe (antes no es nada) y luego debe definirse a sí mismo.
Su importancia en la literatura
Existencialismo y literatura mantienen un vínculo estrecho gracias al trabajo de diversos autores. Entre los máximos aliados de esta línea de pensamiento aparecen figuras como el ruso Fiódor Dostoyevski y el checo Franz Kafka.
Entre las obras de Dostoyevski podríamos mencionar «Memorias del subsuelo» como un claro tratado existencialista. En la misma se presenta la vida de un hombre que se siente fuera de su grupo, incapaz de encajar en la sociedad y de encontrarle sentido a su existencia. Otra obra de este autor que podría nominarse como existencialista es «Crimen y castigo».
En la trayectoria de Kafka también existen varios personajes que permiten ubicar la ideología de este autor cerca de la de Dostoyevski. La mayoría de ellos son seres surrealistas y desesperados que no encuentran sentido al respirar de cada día y que viven condenados a la alienación en un sistema absurdo que les reprime y no les permite ser felices, padeciendo el aislamiento con angustia y desesperación. Sus novelas fundamentales «La metamorfosis» y «El proceso» son consideradas dos obras magnas dentro de la literatura existencialista.
Cabe mencionar que el propio Sartre también escribió una novela, titulada «La náusea», que plasma las ideas fundamentales de esta corriente. La misma es recomendada como material para acercarse a los complicados razonamientos filosóficos. Además es una obra de referencia que ha servido de inspiración a muchos autores posteriores al francés, como Philip K. Dick o Chuck Palahniuk.