La noción de fax, procedente de la lengua inglesa, es una abreviatura de facsimile (o facsímil, en nuestro idioma). El término tiene varias acepciones dentro del mismo contexto.
El primer significado de fax mencionado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario alude a un sistema que posibilita la transmisión de gráficos y textos a través de la línea del teléfono. Por extensión, se llama fax a la máquina que permite esta comunicación y al documento que se envía o se recibe a través de este método.
En esencia, este sistema requiere de una máquina de fax para escanear y procesar el documento que se pretende enviar; una línea telefónica por donde circulan los datos; y otra máquina de fax, esta vez para reconvertir la información e imprimir el documento.
Supongamos que una persona que está en Madrid (España) desea enviarle un modelo de contrato a otro individuo que se encuentra en Montevideo (Uruguay). Quien está en la capital española toma el modelo de contrato y lo introduce en el fax para escanearlo: el texto, de este modo, se convierte en un mapa de bits (una imagen fija). Ese mapa de bits viaja por la línea telefónica a la cual está conectado el fax y llega hasta el fax del receptor, en el territorio uruguayo. Allí, el equipo receptor realiza el proceso inverso, reconvirtiendo el mapa de bits e imprimiéndolo en un nuevo papel.
Este tipo de comunicaciones fue muy popular durante varias décadas. Sin embargo, con el avance de la tecnología digital y el desarrollo de Internet, perdió preponderancia y hoy en día casi no se usa. Resulta más rápido, sencillo y económico enviar y recibir documentos mediante el correo electrónico u otros sistemas basados en la Web.
Historia del fax
A pesar de lo que pueda parecer, el fax surgió mucho tiempo antes que el teléfono. De hecho, formó parte de la denominada Era de la Información, como uno de los nuevos medios por los cuales el ser humano pretendía comunicarse de forma eficiente y económica. Junto con el teléfono y el telégrafo, entre otros inventos, sentaron las bases del grado de interconexión mundial del que hoy en día gozamos gracias a Internet.
La persona que creó la tecnología necesaria para realizar el envío de una imagen por medio de un cable fue Alexander Bain, de origen escocés, y esto desembocó en que fuera reconocido como el inventor del fax. Su trabajo data de la primera mitad del siglo XIX; ya en el año 1843, se encontraba desarrollando un prototipo que aprovechaba la electricidad y la combinaba con el telégrafo.
Uno de los primeros experimentos de Bain consistió en montar dos péndulos con agujas para sincronizar su movimiento por medio de un reloj, gracias a los cual era posible escanear una superficie de a una línea y enviarla a un receptor. Si bien él no creó el dispositivo en sí, en mayo del año 1843 patentó un documento en el cual detallaba una serie de mejoras para producir y regular corrientes eléctricas en fragmentos de tiempo, señales telegráficas e impresión eléctrica.
En 1851, un físico inglés llamado Frederick Bakewell inventó un «telégrafo de imágenes» que se parecía mucho a los dispositivos de fax que conocemos en la actualidad, y ofrecía mejoras con respecto a las creaciones de Bain, como ser el uso de cilindros rotatorios en lugar de péndulos para conseguir una calidad de imagen superior.
Fue recién en 1862 que Giovanni Caselli, un físico italiano, fabricó una máquina denominada pantelégrafo, la cual también se basaba en el invento de Bain y lo mejoraba. Este dispositivo fue el primero en ser usado a nivel comercial para transmitir imágenes.